El deterioro en las expectativas de voto atemoriza a los líderes regionales del PP que temen perder sus feudos en 2015. Para muchos, el responsable de lo que sucede es Luis de Guindos, el ‘hombre de Bruselas’ en el Gobierno de Rajoy.
Las encuestas que manejan varios barones del PP son adversas, Madrid, Valencia, Castilla-La Mancha y hasta Galicia y Castilla y León pueden dejar de tener gobiernos populares tras las próximas elecciones locales.
El deterioro del PSOE no impide que puedan dibujarse mayorías alternativas en estos territorios, mientras deja de estar tan claro como antes que UPyD vaya a comprometer su futuro en pactos ‘ciegos’ con los populares.
Los recortes, las privatizaciones, las subidas de impuestos y , sobre todo, el imparable aumento del paro están detrás de esta caída imparable que sólo podría frenarse con un giro político y la presentación a los votantes de un ‘chivo expiatorio’.
Y Luis de Guindos, que ni siquiera es militante del partido podría ser la mejor opción. Su cercanía al poder financiero internacional y su implicación directa en casos de tanto impacto entre los votantes populares, como el fiasco de las preferentes, le sitúan en la primera línea de fuego.
Además, el hecho de que en la última tanda de ajustes presentados, que coincidió con la publicación de la cifra de los 6,2 millones de parados, haya sido señalado por algunos medios como el impulsor de la línea más dura también ‘ayuda’ a que su destitución pueda ser ‘vendida’ como una especie de borrón y cuenta nueva, según algunas fuentes consultadas por ‘Elboletin.com’.
Sin otras caras y otros mensajes en el Gobierno central, más suaves con incidencia en la búsqueda de pacto y en el esfuerzo por mejorar las condiciones de vida de la población, las autonómicas pueden convertirse en la avanzadilla de una absoluta debacle del PP que se confirmaría en las siguientes elecciones generales.
Pero si Guindos deja el Gobierno, ¿tendría sentido la continuidad de Montoro? Curiosamente, el ministro de Hacienda parece contar con más apoyos entre los barones regionales del PP, con la única excepción de Madrid, con cuyos dirigentes mantiene un pulso por la negativa de éstos a subir impuestos y las disputas que se han desarrollado alrededor de los 1.000 millones de euros que esta comunidad cree que le corresponden y no recibe.
A Montoro se le percibe como un hombre del partido, estricto por igual con todos los gobiernos regionales y con capacidad para enfrentarse y no ceder ante las comunidades enemigas. Sobre todo Cataluña y Andalucía. Por eso su continuidad no está tan en el alero.
Sin embargo, si el actual ministro de Hacienda sigue en el Gobierno, si debería estar a las ‘órdenes’ de un vicepresidente económico. Otra cara nueva que hiciera creíble ese giro político del que hablábamos antes.
