Mariano Rajoy ‘pisó’ ayer Roma con el único objetivo de dejarse ver con los máximos responsables de la Iglesia católica y lograr hacerse una fotografía con el mismísimo Papa Francisco. Un gesto hacia el Vaticano que choca con la relación que el líder del PP mantiene con el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, al que no ha recibido en audiencia –pública- desde que llegó a La Moncloa tras las generales del 20-N.
Más de 15 meses sin verse y sumando. Este es el tiempo que Rajoy y Rouco llevan sin reunirse demostrando el distanciamiento que en este momento existe entre los presidentes del Gobierno y de los obispos españoles. Temas como la reforma del aborto o el matrimonio homosexual han enfrentado a la Conferencia Episcopal con Moncloa que le ha reprochado que haya olvidado sus promesas electorales.
Frente a esta situación, el jefe del Ejecutivo se ha lanzado a lograr el beneplácito del nuevo Papa. Para ello, Rajoy viajó ayer a Roma junto con los ministros de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, de Interior, Jorge Fernández Díaz, y de Exteriores, José Manuel García Margallo, para asistir a la misa de Inicio de Pontificado.
Una asistencia a este acto que sienta un precedente, ya que el líder del PP se ha convertido en el primer presidente del Gobierno de España que acude a esta. Estreno que comparte con los príncipes de Asturias, que presiden la delegación en sustitución de Juan Carlos de Borbón.
Rajoy, junto a su mujer y los mencionados ministros, tratarán de lograr hacerse una ‘foto’ con el Papa Francisco con la que escenificar el compromiso de su Ejecutivo con el Vaticano y la Iglesia católica. Anoche, el popular ya logró una instantánea con el cardenal Antonio Cañizares.
Además de los ya mencionados, por parte del PP están esta mañana en la Plaza de San Pedro la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, y el vicepresidente de los populares europeos, Jaime Mayor Oreja, que lidera la delegación que está en la Misa de Iniciación del papado.
