Los trabajadores despedidos de Telemadrid han querido dar voz en Tm-Ex a sus compañeros de Intereconomía, afectados por un nuevo ERE. El pasado 4 de marzo el grupo de comunicación situado a la derecha más extrema del panorama nacional que preside Julio Ariza anunció su intención de dejar en la calle a 70 de las 98 empleados aún en activo en el diario La Gaceta. Ante esta situación, la plantilla ha comenzado una huelga indefinida.
Tm-Ex ha acudido a una concentración que ha tenido lugar en la sede de Intereconomía, ubicada en pleno Paseo de la Castellana, para conocer de primera mano cuál es la situación de los trabajadores de La Gaceta. Según han contado a la televisión en el exilio de los exempleados de Telemadrid, el personal del periódico ya sufrió un ERE en julio y ahora pretenden dejarlo funcionando con 28 personas, algo “inviable”.
En un vídeo de casi cuatro minutos de duración, los trabajadores de La Gaceta se quejan de que llevan cuatro meses sin percibir sus salarios y aseguran que es imposible sacar adelante el periódico con el plan de Julio Ariza, por lo que creen que sólo externalizando tareas y pagándolas con sueldos mínimos podría sobrevivir.
Concretamente, Abigail Campos, que lleva diez años en Intereconomía, esta última etapa en La Gaceta, asegura que le “duele” ver “que una empresa que se ha vanagloriado tanto de defender a las familias ahora deje a 70 en la calle”.
Por su parte, Santiago Mata, redactor del periódico, asegura que “la empresa hace más de cuatro meses que no paga, en mi caso son 11.000 euros netos, y pretenden que la solución sea un ERE que es inviable porque quieren echar a 70 de 98 trabajadores”.
Aunque no son las únicas voces que ‘escucha’ Tm-Ex-. Mónica Setién, que lleva once años en Intereconomía, los tres últimos en La Gaceta como redactora de opinión, considera que el grupo les ha “estafado, no sólo engañado, porque nos llevan dando largas con un plan de viabilidad que al final ha resultado ser un ‘bluf’. Lo único que hemos sacado en claro es que van a despedir a 70 personas, lo que significa que la cabecera se va a la mierda y 70 personas a un futuro incierto en el que no sabemos qué hacer. Muchos tenemos niños, hipotecas, y una situación complicada”.
Asimismo, una de las afectadas por el primer ERE, Irina Moreno, asegura que siguen sin cobrar. “Nos deben a la mayoría casi el 40% de las indemnizaciones seis meses después del despido colectivo, y estamos apoyando a los compañeros que se ven abocados a un segundo ERE. Es la ruina total, nosotros no cobramos y ellos tienen todavía cuatro nóminas sin percibir. Esto es una tomadura de pelo auténtica”.
Jorge Bustos, en La Gaceta desde hace tres años como redactor que actualmente escribe en la contraportada del periódico, indica que “esta no es una huelga agresiva o destructiva, es una protesta no ya por el dinero, la deuda que tenemos acumulada, por las nóminas no pagadas, la incertidumbre, las mentiras o las dilaciones en el llamado plan de viabilidad, sino que es una huelga por la conservación de la dignidad profesional».
«Nos negamos a seguir trabajando gratis, nos negamos a pensar que somos carne de cañón de un proyecto que no tiene ningún fundamento”, concluye este trabajador.
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