España mantiene la censura franquista en grandes clásicos de la Literatura

Censura franquista en la literatura

España mantiene la censura franquista en grandes clásicos de la Literatura

Franciso Franco junto a Carmen Polo
Libros de Hemingway, Orwell o Fleming no han sido ‘reparados’ y a día de hoy son leídos en la versión franquista. Francisco Franco murió hace más de cuatro décadas, pero la censura impuesta por el dictador sigue viva en decenas de obras de escritores como Ernest Hemingway, George Orwell, James Baldwin, Muriel Spark o Ian Fleming. Lo ha descubierto Jordi Cornella, profesor de español y de estudios hispánicos en la Universidad de Glasgow, que ha realizado una profunda investigación acerca del asunto. El resultado: Muchos de los libros extranjeros que leemos hoy mantienen la versión censurada por Franco. En la mayoría de esos casos, la censura radica en la supresión de toda referencia a Franco y a la Guerra Civil, como en las obras “Al otro lado del río y entre los árboles” (E.Hemingway) y “Otro país” (J.Baldwin), donde no aparece ninguna mención explícita al dictador. Planeta y Versal fueron las editoriales encargadas de realizar durante décadas la edición de estos libros, respectivamente. Ahora, el libro de Hemingway está en manos de Seix Barral. El autor del estudio, Jordi Cornella, exime de responsabilidad a las editoriales, ya que cree que el mantenimiento de las versiones censuradas “nada tienen que ver con la ideología. Sucede por razones económicas o porque simplemente no sabían que los textos habían sido censurados”. Un portavoz de Planeta ha asegurado que no sabían nada, y ha recordado que la editorial reparó hace poco libros de Carlos Fuentes y Juan Marsé que habían sido censurados. La censura franquista, sin embargo, no ataña solamente a sus propias referencias. Las tijeras franquistas llegaron más allá de las referencias a Franco o a la Guerra Civil, eliminando fulminantemente cualquier crítica u ofensa a la Iglesia, o cualquier pasaje que contuviera contenido sexual. Por ejemplo, en “La semilla del diablo” (I.Lewin) reeditada por la editorial Grijalbo y Ediciones B, se eliminan algunos fragmentos en los que, por un lado, se pone en duda la santidad del Papa y por otro, un personaje exalta a Satán. En el libro “Al otro lado del río y entre los árboles” de Hemingway la palabra “lesbianas” se cambia por “buenas amigas”, y en varias novelas sobre James Bond de Ian Fleming se omite el contenido sexual.“Este es un legado invisible del régimen de Franco. Sigue estando ahí pero los lectores no lo saben”, lamenta Cornella, autor de un estudio que revela que “la censura desapareció después de Franco, pero no sus efectos”. El principal problema para el investigador, más allá de los agravios literarios y culturales, es que estas versiones ya están siendo leídas en los ebooks, por lo que “se puede decir que la censura sigue viva y coleando en España”.

Libros de Hemingway, Orwell o Fleming no han sido ‘reparados’ y a día de hoy son leídos en la versión franquista. Francisco Franco murió hace más de cuatro décadas, pero la censura impuesta por el dictador sigue viva en decenas de obras de escritores como Ernest Hemingway, George Orwell, James Baldwin, Muriel Spark o Ian Fleming. Lo ha descubierto Jordi Cornella, profesor de español y de estudios hispánicos en la Universidad de Glasgow, que ha realizado una profunda investigación acerca del asunto. El resultado: Muchos de los libros extranjeros que leemos hoy mantienen la versión censurada por Franco.
 
En la mayoría de esos casos, la censura radica en la supresión de toda referencia a Franco y a la Guerra Civil, como en las obras “Al otro lado del río y entre los árboles” (E.Hemingway) y “Otro país” (J.Baldwin), donde no aparece ninguna mención explícita al dictador. Planeta y Versal fueron las editoriales encargadas de realizar durante décadas la edición de estos libros, respectivamente. Ahora, el libro de Hemingway está en manos de Seix Barral.
 
El autor del estudio, Jordi Cornella, exime de responsabilidad a las editoriales, ya que cree que el mantenimiento de las versiones censuradas “nada tienen que ver con la ideología. Sucede por razones económicas o porque simplemente no sabían que los textos habían sido censurados”. Un portavoz de Planeta ha asegurado que no sabían nada, y ha recordado que la editorial reparó hace poco libros de Carlos Fuentes y Juan Marsé que habían sido censurados.
 
La censura franquista, sin embargo, no ataña solamente a sus propias referencias. Las tijeras franquistas llegaron más allá de las referencias a Franco o a la Guerra Civil, eliminando fulminantemente cualquier crítica u ofensa a la Iglesia, o cualquier pasaje que contuviera contenido sexual.
 
Por ejemplo, en “La semilla del diablo” (I.Lewin) reeditada por la editorial Grijalbo y Ediciones B, se eliminan algunos fragmentos en los que, por un lado, se pone en duda la santidad del Papa y por otro, un personaje exalta a Satán. En el libro “Al otro lado del río y entre los árboles” de Hemingway la palabra “lesbianas” se cambia por “buenas amigas”, y en varias novelas sobre James Bond de Ian Fleming se omite el contenido sexual.
“Este es un legado invisible del régimen de Franco. Sigue estando ahí pero los lectores no lo saben”, lamenta Cornella, autor de un estudio que revela que “la censura desapareció después de Franco, pero no sus efectos”. El principal problema para el investigador, más allá de los agravios literarios y culturales, es que estas versiones ya están siendo leídas en los ebooks, por lo que “se puede decir que la censura sigue viva y coleando en España”.

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