Multa millonaria a Volkswagen en Australia por el fraude en los motores diésel

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Multa millonaria a Volkswagen en Australia por el fraude en los motores diésel

Volkswagen anunció que examinará el fallo durante las próximas semanas para evaluar si apela la decisión del tribunal.

Trabajadores en la fábrica de vehículos industriales de Volkswagen en Hannover

Un tribunal australiano condenó hoy a la automotriz alemana Volkswagen a pagar una multa de 125 millones de dólares australianos (86,2 millones de dólares) por el escándalo de los gases de escape, relacionado con el fraude de los motores diésel.

Según se argumenta en la sentencia, el fabricante germano de automóviles violó la ley de consumo australiana. De acuerdo con la Agencia de protección del consumidor australiana (ACCC), esta es la condena más alta impuesta hasta ahora en el país por infringir esta legislación.

Volkswagen anunció que examinará el fallo durante las próximas semanas para evaluar si apela la decisión del tribunal. La compañía germana agregó que consideraba adecuado el acuerdo al que había llegado con la ACCC, que ascendía a 75 millones de dólares australianos, pero el tribunal incrementó sustancialmente esta cantidad.

Según explicaron desde Volkswagen, el mismo tribunal desestimó una demanda presentada por la ACCC contra otro fabricante alemán, Audi, que pertence al grupo empresarial germano.

La ACCC demandó a Volkswagen en septiembre de 2016 porque consideraba que los clientes australianos de la automotriz fueron engañados al ser comercializados más de 57.000 vehículos alegando que eran ecológicos y que producían bajas emisiones. La demanda contra Audi se interpuso en marzo de 2017.

Independientemente de este litigio, Volkswagen cerró un acuerdo por otra demanda, ésta de carácter colectivo, en Australia. Alrededor de 100.000 clientes australianos perjudicados por el escándalo de los motores diésel podrían recibir unos 1.400 dólares australianos de media si todos los propietarios afectados participan en la demanda.

Volkswagen admitió en septiembre de 2015, presionado por las autoridades medioambientales de Estados Unidos, que había falseado a gran escala las pruebas de emisiones de gases de escape.

En esta manipulación fueron utilizados los llamados «dispositivos de desconexión», que permitían modificar las lecturas de emisión de óxido de nitrógeno en el banco de pruebas, dando valores más bajos de los reales.

Según informó Volkswagen entonces, la manipulación afectó a unos once millones de coches diésel en todo el mundo. A raíz del llamado escándalo «Dieselgate», la empresa lleva contabilizados más de 30.000 millones de euros en costes legales.

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