Mucha gente en La Habana vendiendo de todo

Desde el malecón

Mucha gente en La Habana vendiendo de todo

Si la Habana estornuda es porque hay gripe en provincias.

Se vende casa en La Habana

Se vende casa en La Habana

Algo bien inusual está ocurriendo en la ciudad capital. De repente se ha destapado un loco frenesí de ventas. Lo mismo desde residencias con piscina, casas, apartamentos, vehículos y hasta juegos de vasos o teléfonos antiguos de aquellos que requerían discar pacientemente el número.

Algunas autoridades municipales, para no ir contracorriente, han habilitado también las tiendas comisionistas, muy útiles en las actuales circunstancias.

Oportuno y justo señalar que quien suscribe no pueda asegurar de que se trata de un fenómeno nacional a falta de pruebas o evidencias, pero parafraseando un viejo dicho, si la Habana estornuda es porque hay gripe en provincias.

Tarea para sabios y eruditos, que por fortuna tenemos en cada esquina, indagar las razones de este auge que pudiera tener una explicación más vieja que andar a pie.

Y no sería otra que, en épocas de fuertes crisis, cuando escasea el dinero y hay que alimentarse, la gente comienza a seleccionar qué dentro de la vivienda se puede vender. Naturalmente, si esto lo hacen es porque existe una contraparte dispuesta a comprar, a aprovecharse que no es momento de gran regateo y hacerse de cosas de valor de cara a un futuro en redonda inversión.

Vale la pena apuntar que no es la primera vez que esto sucede en Cuba. No por contado o escuchado, sino por vivido.

Un viejo corresponsal alemán, aplatanado como ninguno, me solía comentar que no necesitaba entrevistar a ministros que, con toda facilidad le podían mentir, esconder razones o ser sustituidos de la noche a la mañana. Prefería el germano pasar bien temprano por la taberna del puerto y dispararse en plan desayuno par de aguardientes con los estibadores y marchar tranquilo e informado a casa sabiendo lo que había entrado a la rada habanera.

Era esa su filosofía. Tener ojos y oídos en la gente de la calle para luego, en un arriesgado proceso de análisis y síntesis, sacar las más acertadas conclusiones de lo que estaba ocurriendo en la isla e intentar explicárselo a sus lectores europeos.

Un método para nada desaconsejable y que hoy por hoy la máxima dirección del país ejecuta a diario e invita a gobernadores e intendentes a seguir ese mismo camino, el escuchar y acercarse a la gente.

Esta historia de compra-venta pudiera estar relacionada también con los inicios de un notable éxodo del país o con la necesidad de apoyar en moneda fuerte a los primeros que han optado por marcharse y que a falta de familia que le ayude en el exterior, el apoyo tendrá que venir de casa.

De cualquier ángulo con que se mire, la verdad es única e irrebatible: se está vendiendo todo lo imaginable y también lo inimaginable. Basta con salir a la calle, como hacía el colega alemán.

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