Una de las viviendas habilitadas para migrantes y solicitantes de asilo en Lesbos, Grecia
La ONG considera que este modelo, que mezcla la contención y la disuasión y cuenta con el aval de la Unión Europea, pone en riesgo la salud, el bienestar y la seguridad de los migrantes que están en alguno de los cinco centros de Lesbos, Quíos, Samos, Kos y Leros.
En los dos últimos años, las clínicas de salud mental de MSF en tres de estas islas trataron a unos 1.370 pacientes con cuadros que incluían trastorno de estrés postraumático y depresión. Unos 180 de ellos se habían autolesionado o habían intentado suicidarse y dos de cada tres eran niños –el más pequeño de apenas seis años–.
Los pacientes atribuyen sus problemas de salud mental principalmente a las tensiones diarias y el miedo constante, pero también las malas condiciones de vida, los complicados procedimientos administrativos y de asilo, la exposición a la violencia y la inseguridad, la separación de la familia, las necesidades médicas no atendidas y el miedo a la deportación.
Las ONG llevan años denunciando la falta de atención de las autoridades a las necesidades más básicas de estas personas, lo que ha llevado a que sean estas organizaciones las que asuman algunos de los servicios más básicos. Entre octubre de 2019 y mayo de 2021, MSF llevó más de 43 millones de litros de agua para los habitantes del superpoblado campo de Vathy, en Samos, donde el agua no es potable.
La organización ha pedido a la UE que cambie su política migratoria, ya que la actual «ha creado una crisis sin precedentes y un enorme sufrimiento humano», en palabras de la asesora Reem Mussa, una de las autoras del informe ‘Crear la crisis en la frontera de Europa’. «No se trata de consecuencias imprevistas», ha añadido en un comunicado.
Mussa ha subrayado que «no es demasiado tarde para la compasión y el sentido común», en un mensaje con el que ha apelado a la «asistencia urgente, la protección y la reubicación» de quienes llegan a territorio europeo, en su mayoría desde zonas inseguras o tras haber pasado todo tipo de penurias.
El coordinador de MSF en Grecia, Iorgos Karagiannis, cree que la UE y el Gobierno griego se limitan a gastar dinero en «normalizar e intensificar políticas que ya han hecho mucho daño». E incluso en endurecerlas, ya que el campo de Moria en Lesbos ha servido de modelo para un nuevo centro «de tipo carcelario» en Samos que podría inaugurarse este mismo mes.
La nueva instalación se encuentra «en una zona remota y expuesta de la isla y mantendrá a las personas en contenedores, rodeadas de alambre de espino, con la entrada y la salida controladas». Según Karagiannis, «esto no puede venderse como una mejora de las condiciones de vida de las personas», sino todo lo contrario.
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