Tras dos años al frente de la selección femenina absoluta, Montse Tomé se despide con un sabor agridulce. La asturiana asegura que esperaba un proceso más transparente y breve, y que hasta el último momento creyó en la continuidad de su proyecto. Sin embargo, el relevo llegó de forma inesperada, según afirma, y sin que la Real Federación Española de Fútbol se lo comunicara directamente.
Falta de claridad en el proceso de relevo
Tomé ha relatado que su decepción no se debe únicamente a la decisión final, sino al modo en que se ha llevado el proceso. Según explicó, el presidente Rafael Louzán siempre le mostró “cariño, cercanía y confianza” y le transmitió su satisfacción con el trabajo realizado. Sin embargo, tras la final, el rumbo cambió sin que ella lo percibiera con antelación.
En sus palabras, nadie de la Federación me lo comunica directamente; se lo dicen a mis agentes por un mensaje. Esto ocurrió el lunes, alrededor de las 14:00 horas, lo que incrementó su malestar por la falta de un trato personal en un momento tan delicado.
Reconocimiento del equipo y de las jugadoras
La exseleccionadora ha destacado que, pese a la situación, se siente “muy valorada y respetada” por sus jugadoras y por el cuerpo técnico. “Hemos pasado de un equipo prácticamente roto a uno que ha competido y disfrutado en la Eurocopa”, recordó.
La asturiana asegura haber recibido “muchísimos mensajes” de apoyo, no solo de las futbolistas, sino también de entrenadores de la liga masculina y personal de la RFEF que trabajó con ella.
He tenido con ellas una relación absolutamente profesional, tratando igual a la jugadora número 1 que a la 23, subrayó.
Logros deportivos y contexto difícil
Tomé defendió su etapa al frente de la selección, resaltando hitos como ganar a Alemania, llegar a una final de Eurocopa y clasificar para la Nations League. Todo ello, según dijo, se logró en un contexto “complejo” y con un equipo técnico que la respaldó en todo momento.
En este sentido, insistió en que no hubo conflictos con las jugadoras y negó que hubiera descontento interno, tal y como se había sugerido en algunos medios.
Una salida inesperada pero asumida
Aunque lamenta la manera en que se produjo su salida, Montse Tomé afirma sentirse “feliz y en paz” por el trabajo realizado y el crecimiento personal y profesional obtenido en estos siete años vinculada a la selección. Esto es la élite, y cuando entra gente diferente puede buscar otras soluciones, reconoció. Ahora, la entrenadora asturiana mira hacia el futuro con la convicción de que su experiencia al frente del combinado nacional le permitirá afrontar nuevos retos con mayor fortaleza.