Metro de Madrid tardó un año en aplicar el protocolo contra el amianto

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Metro de Madrid tardó un año en aplicar el protocolo contra el amianto

El consejero delegado asegura que conoció en marzo de 2017 la presencia del amianto en el suburbano.

Borja Carabante, consejero delegado de Metro de Madrid

Este viernes se celebraron en la Asamblea de Madrid las últimas comparecencias de la Comisión de Investigación sobre la presencia de amianto en Metro de Madrid. En el interior de la cámara regional, Borja Carabante, consejero delegado del suburbano. En el exterior, decenas de trabajadores del metro que acusan a Carabante de haber actuado negligentemente en la crisis del amianto.

Cuando nadie es responsable parece que todos lo son, y ante la presencia de este material cancerígeno en el suburbano madrileño nadie ha querido asumir su parte de responsabilidad.

Cronológicamente, el primer desagravio a los trabajadores y usuarios de Metro de Madrid se produjo en 2003, cuando el servicio de Prevención Laboral del suburbano supo de la existencia de amianto en 115 trenes tras un informe realizado por la Comisión Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo. Aquel documento fue guardado inmediatamente en los cajones de la empresa pública y no fue esempolvado hasta 14 años después.

Durante esos años, Metro de Madrid no tomó ninguna medida de protección para sus trabajadores, a pesar de que en el año 2001 España prohibió el empleo de este material altamente tóxico y en el 2006 ya estipuló un protocolo de actuación contra él.

Todo cambió a partir del otoño de 2016, cuando el Hospital de La Paz envió al Área de Prevención y Salud del Metro de Madrid un informe facultativo donde informaba sobre la posible enfermedad profesional (asbestosis) que había contraído un trabajador de mantenimiento del suburbano. Confirmada posteriormente, con dos años de retraso, por la empresa pública.

El responsable del área del metro, Javier Martín, informó a Borja Carabante de la “plausible” enfermedad profesional cuatro meses después de haber recibido el informe del Hospital de La Paz. Según el consejero delegado del metro, fue el 21 de marzo de 2017 cuando tuvo constancia de esta situación y de la presencia de amianto.

En voz de Carabante, fue a partir de entonces cuando Metro de Madrid impulsó los planes para erradicar el material tóxico de toda la red del suburbano. En un comienzo, el objetivo fue detectar las estaciones afectadas, informar y prevenir a los trabajadores e investigar el historial de informes referidos al amianto, donde el consejero delegado asegura haber descubierto (en junio de 2017) el documento ‘oculto’ de 2003.

Sin embargo, los trabajadores denuncian que no ha sido hasta comienzos de 2018 cuando la empresa pública ha empezado a tomar cartas en el asunto y a aplicar un protocolo contra el amianto.

La versión de los trabajadores, contraria a la de Carabante, coincide con la que tiene la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, que tras visitar las instalaciones del metro en octubre de 2017 acudió a la Fiscalía para denunciar la falta de medidas contra la exposición al amianto.

De hecho, la Memoria Anual del Metro de Madrid de 2017 ya informó, a posteriori, que en febrero de 2018 “la Inspección de Trabajo y Seguridad Social ha levantado dos Actas de Infracción en las que se imputa a la Sociedad la comisión de diversas infracciones referentes a la realización de tareas de mantenimiento de material móvil sobre equipos con amianto sin haber adoptado todas las medidas de seguridad exigibles, por un importe conjunto de 191 miles de euros”.

La tramitación del expediente administrativo ha quedado suspendida para dar traslado al Ministerio Fiscal que habrá de decidir si procede el inicio de acciones contra los responsables de tales infracciones.

Según los trabajadores y delegados sindicales, fue a partir de este momento – las actas de Inspección de Trabajo – cuando Metro de Madrid comenzó a realizar trabajos más exhaustivos y procedió a un protocolo para el desamiantado.

Desde que la actual dirección supo de la existencia de amianto en el suburbano (febrero-marzo de 2017), pasó un año hasta que se puso en marcha el protocolo exigido. Algo que, dicho sea, no hizo ninguno de sus antecesores. Esta es la primera vez que se toman medidas contra el amianto en Metro de Madrid.

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