Meta rechaza el Código de Buenas Prácticas de IA de la UE por «incertidumbres legales» y riesgo para la innovación

Inteligencia Artificial

Meta rechaza el Código de Buenas Prácticas de IA de la UE por «incertidumbres legales» y riesgo para la innovación

La compañía de Mark Zuckerberg acusa a la Comisión Europea de extralimitarse con un marco voluntario que, según Meta, perjudicará el desarrollo de modelos de IA avanzados en Europa.

Meta / Foto: Verena Wolff - dpa-tmn - dpa
Meta (Foto: Verena Wolff - dpa-tmn - dpa)
Meta Platforms ha decidido no adherirse al Código de Buenas Prácticas de Inteligencia Artificial propuesto por la Comisión Europea, al considerar que introduce incertidumbres legales, impone exigencias fuera del alcance de la Ley de IA y frenará la innovación tecnológica en Europa.. La decisión de Meta se suma a un creciente malestar empresarial en torno a la regulación europea de la Inteligencia Artificial (IA). Mientras Bruselas defiende que su enfoque proporciona seguridad jurídica y reduce la carga burocrática, empresas como Meta, Siemens o Airbus critican que las nuevas directrices podrían limitar la competitividad y el desarrollo tecnológico del continente. El pulso entre regulación y libertad para innovar sigue aumentando. Meta se desmarca del código propuesto por Bruselas La tecnológica estadounidense ha confirmado que no firmará el Código de Buenas Prácticas de IA que presentó la Comisión Europea como guía voluntaria para ayudar a los proveedores a cumplir con la Ley de Inteligencia Artificial, cuya entrada en vigor está prevista para el 2 de agosto de 2025. Según Joel Kaplan, director de asuntos globales de Meta, el texto “introduce una serie de incertidumbres legales” que complican el trabajo de los desarrolladores y plantea requisitos que van “mucho más allá” de lo previsto en la normativa principal. "Europa va por mal camino en materia de IA", ha sentenciado Kaplan Preocupación compartida por grandes empresas europeas Meta no está sola en sus críticas. A principios de julio, 44 grandes compañías europeas, entre ellas Bosch, Siemens, SAP, Airbus y BNP Paribas, firmaron una carta abierta a la Comisión Europea solicitando que “detenga el reloj” en la aplicación de estas normativas. Para Meta y otros actores, la sobrecarga regulatoria podría “frenar el desarrollo y la implantación de modelos de IA de vanguardia” y relegar a las empresas europeas en la carrera global por la innovación. La Comisión defiende el enfoque como seguro y flexible Desde Bruselas, la vicepresidenta ejecutiva Henna Virkkunen ha defendido las nuevas directrices y el Código de Buenas Prácticas como herramientas clave para garantizar que los modelos de IA sean “seguros, transparentes y en consonancia con los valores europeos”. “Con las directrices de hoy, la Comisión apoya la aplicación fluida y eficaz de la Ley de IA”, afirmó Virkkunen El Ejecutivo comunitario asegura que los proveedores que se adhieran al Código se beneficiarán de menos carga administrativa y más seguridad jurídica frente a otros caminos de cumplimiento. Tensión entre regulación e innovación Este episodio refleja el creciente choque entre la visión reguladora de la Unión Europea y la preocupación de las empresas tecnológicas por mantener un entorno competitivo e innovador. Mientras la Comisión insiste en que su marco es voluntario y busca equilibrar innovación y protección, voces como la de Meta alertan de un posible desplazamiento del talento y la inversión fuera del continente si las normas no se ajustan a la realidad del sector.

Meta Platforms ha decidido no adherirse al Código de Buenas Prácticas de Inteligencia Artificial propuesto por la Comisión Europea, al considerar que introduce incertidumbres legales, impone exigencias fuera del alcance de la Ley de IA y frenará la innovación tecnológica en Europa.

La decisión de Meta se suma a un creciente malestar empresarial en torno a la regulación europea de la Inteligencia Artificial (IA). Mientras Bruselas defiende que su enfoque proporciona seguridad jurídica y reduce la carga burocrática, empresas como Meta, Siemens o Airbus critican que las nuevas directrices podrían limitar la competitividad y el desarrollo tecnológico del continente. El pulso entre regulación y libertad para innovar sigue aumentando.

Meta se desmarca del código propuesto por Bruselas

La tecnológica estadounidense ha confirmado que no firmará el Código de Buenas Prácticas de IA que presentó la Comisión Europea como guía voluntaria para ayudar a los proveedores a cumplir con la Ley de Inteligencia Artificial, cuya entrada en vigor está prevista para el 2 de agosto de 2025.

Según Joel Kaplan, director de asuntos globales de Meta, el texto “introduce una serie de incertidumbres legales” que complican el trabajo de los desarrolladores y plantea requisitos que van “mucho más allá” de lo previsto en la normativa principal.

«Europa va por mal camino en materia de IA», ha sentenciado Kaplan

Preocupación compartida por grandes empresas europeas

Meta no está sola en sus críticas. A principios de julio, 44 grandes compañías europeas, entre ellas Bosch, Siemens, SAP, Airbus y BNP Paribas, firmaron una carta abierta a la Comisión Europea solicitando que “detenga el reloj” en la aplicación de estas normativas.

Para Meta y otros actores, la sobrecarga regulatoria podría “frenar el desarrollo y la implantación de modelos de IA de vanguardia” y relegar a las empresas europeas en la carrera global por la innovación.

La Comisión defiende el enfoque como seguro y flexible

Desde Bruselas, la vicepresidenta ejecutiva Henna Virkkunen ha defendido las nuevas directrices y el Código de Buenas Prácticas como herramientas clave para garantizar que los modelos de IA sean “seguros, transparentes y en consonancia con los valores europeos”.

“Con las directrices de hoy, la Comisión apoya la aplicación fluida y eficaz de la Ley de IA”, afirmó Virkkunen

El Ejecutivo comunitario asegura que los proveedores que se adhieran al Código se beneficiarán de menos carga administrativa y más seguridad jurídica frente a otros caminos de cumplimiento.

Tensión entre regulación e innovación

Este episodio refleja el creciente choque entre la visión reguladora de la Unión Europea y la preocupación de las empresas tecnológicas por mantener un entorno competitivo e innovador.

Mientras la Comisión insiste en que su marco es voluntario y busca equilibrar innovación y protección, voces como la de Meta alertan de un posible desplazamiento del talento y la inversión fuera del continente si las normas no se ajustan a la realidad del sector.

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