Mario Draghi sigue jugando al despiste. Sin explicar que circunstancias llevarían al BCE a actuar, ha vuelto a dejar la puerta abierta a los estímulos a la americana. El Banco Central Europeo (BCE) vuelve a mostrar sus cartas. Pero declina ponerlas en juego. El presidente Mario Draghi se ha mostrado una vez más dispuesto a implantar “un amplio programa de compra de activos” al estilo de la Reserva Federal de EEUU, pero de nuevo ha rechazado fijar qué condiciones exactas deberían darse para ello.
La baja inflación que se registra en los últimos meses en la Eurozona se coloca como la principal amenaza de aquellas a las que apunta sin mucha determinación el italiano Draghi. Así lo ha destacado en la reunión de bancos centrales de la moneda única que se ha celebrado en la localidad portuguesa de Sintra, según recoge la agencia Reuters. “Se debe estar preparado para actuar si los riesgos así lo aconsejan”, se limitó a afirmar.
El más alto cargo de la institución monetaria europea ha reconocido que la contracción crediticia que aún sigue vigente en el Viejo Continente está frenando la recuperación en los países más castigados por la crisis. Además, en su intervención en el foro de bancos centrales ha mostrado su preocupación por el hecho de que la apreciación sobre el tipo de cambio del euro mantendrá en niveles bajos la inflación.
Ante “el riesgo de que las expectativas desinflacionistas persistan”, Draghi advirtió que su “responsabilidad” y la de su equipo es “es estar muy pendiente a los riesgos que puedan apuntar a este escenario y preparados para actuar si afloran”. Todo ello mientras se especula con la posibilidad de que el BCE pueda poner al fin manos a la obra en la próxima reunión del 5 de junio tras haber dejado la puerta cada vez más abierta a esta posibilidad en los encuentros de los últimos meses de su consejo de gobierno.