Visa atraviesa su peor sesión en Bolsa desde el pasado mes de octubre. La firma de tarjetas de crédito cae a la cola del Dow Jones tras un nuevo recorte de previsiones. Visa se va este viernes a la cola del Dow Jones. Los inversores se apresuran a cancelar posiciones en la gigante de tarjetas de crédito después de que haber recortado de forma drástica sus previsiones de negocio anual. Caídas de más del 4% pese a haber conseguido superar las proyecciones de los analistas en su segundo trimestre fiscal.
El temor a que el fortalecimiento del dólar en los próximos meses siga mellando su cuenta de resultados ha provocado la revisión bajista de previsiones y la retirada de muchas carteras inversoras. Un efecto que sería consecuencia directa de la retirada de estímulos económicos que ha promovido la presidenta de la Reserva Federal estadounidense desde su llegada al cargo. Es así que ahora se prevé un incremento de ingresos del 11% como máximo a lo largo de este año, mientras que hasta ahora se esperaba poder alcanzar un engrose del 13%.
La estampida inversora ha sido tan fuerte que ha supuesto la mayor caída intradía del valor desde el pasado mes de octubre, cuando la cotizada presentó las cuentas de su primer trimestre y ya recortó cifras arguyendo los mismos resultados que ahora. En esta ocasión ha sido el consejero delegado de Visa, Charles Scharf, el que ha comentado que la apreciación del dólar podrían ser “ligeramente más pronunciados el próximo trimestre”.
Por su parte, el director financiero de la compañía, Byron Pollitt, ha aludido a la tensión en Ucrania como otro de los factores que vienen lastrando sus cifras de negocio en los últimos meses. El alto cargo de la compañía de tarjetas de pago declaró que “Visa se ha convertido en un rehén de las políticas de EEUU y Rusia” en relación a las amenazas de sanción que se han venido vertiendo en las últimas semanas, tal y como recoge la agencia RT. Las cifras muestran una caída de las operaciones con la popular tarjeta de crédito en los últimos tiempos.
De momento, y pese al pesimismo de la firma, analistas e inversores, el beneficio por acción de la compañía ha alcanzado los 2,52 dólares por acción cuando los expertos no esperaban más de 2,18 dólares por título. A cierre de su segundo semestre fiscal, del que hoy ha rendido cuentas sin poder ganarse el aplauso del mercado, los ingresos habían crecido en un 6,9% en términos interanuales, hasta los 3.200 millones de dólares.