El mercado de deuda de Rusia ha vivido en marzo su peor mes en los últimos dos años. La crisis de Crimea ha espantado a los inversores y las emisiones de bonos no prosperan. Rusia no es país para emitir deuda. La crisis de Crimea ha golpeado con fuerza los mercados financieros del país, pero el castigo inversor se ha focalizado sobre todo en el de bonos. El pasado marzo las emisiones tocaron mínimos nunca vistos en los últimos dos años al compás de la escalada de tensión en la disputada Península.
Los inversores huyen de Rusia al ritmo que les marca el despliegue de tropas en la antigua región ucraniana. Si la temerosa retirada de los inversores es patente en renta variable, aún lo es más en deuda. Las emisiones en este mercado se quedaron en 4.000 millones de dólares al cambio el pasado mes de marzo. Desde bonos soberanos hasta cédulas hipotecarias, pasando por participaciones preferentes y otros papeles de pasivo, nunca antes desde enero de 2012 se había registrado un recuento tan bajo.
Ya el pasado mes de febrero, cuando el epicentro de las tensiones se situaba en la plaza Maidán de Kiev, el volumen de emisiones descendió con fuerza, si bien no a cotas tan bajas a escala interanual. Siempre según datos recogidos por Dealogic, entonces se produjeron 15 emisiones de deuda por un total de 6.310 millones de dólares.
El Ministerio de Hacienda ruso ya ha tenido que reconocer que en los tres primeros meses del año nada menos que 70.000 millones de dólares huyeron de Rusia. Muchos por el temor a que una escalada bélica resienta el crecimiento económico del gigante heredero de la URRSS, otros quizá siguiendo el consejo del magnate George Soros, que no hace mucho recomendaba castigar los movimientos de Vladimir Putin con la retirada de inversiones y capitales del país que éste preside.
A lo largo del mes de marzo, las arcas públicas rusas no sacaron adelante ni una sola emisión de deuda soberana. Su regreso se ha producido este miércoles, una vez que la tensión parece haberse relajado con la retirada de las tropas ucranianas a Crimea y la escenificación del ingreso de la Península en la Federación Rusa. El Kremlin ha conseguido 2.270 millones de rublos, unos 64 millones de dólares al cambio, en esta llamada a los inversores internacionales. Todo un fiasco para una emisión en la que se esperaba poder captar hasta 10.000 millones de rublos y en la que para colocar algo se ha tenido que asumir un tipo del 8,93% a nueve años de vencimiento.
Las reticencias de los inversores a apostar por Rusia mientras no se resuelvan las disputas con Ucrania se deja sentir también en el parqué. El fondo JP Morgan Russian Securities, cotizado en la Bolsa de Londres, pierde más de un 5% de su valor en el último mes y desde que empezaron las revueltas más exacerbadas en Maidán, el descalabro alcanza el 20% del valor de este fondo de inversión en gigantes rusas.