La burguesía catalana pierde el control de Banco Sabadell

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La burguesía catalana pierde el control de Banco Sabadell

Sucursal del Banco Sabadell

La ampliación de capital del Sabadell ha dado un inesperado vuelco al mapa de poder de la entidad. Las carteras catalanas pierden peso y Latinoamérica llega pisando fuerte. La ampliación de capital del Sabadell ha dado un inesperado vuelco al mapa de poder de la entidad. Buena parte de las grandes fortunas catalanas que hasta ahora controlaban la entidad a través de abultadas carteras de inversión podrían perder protagonismo a consecuencia de unas débiles cuentas corrientes que les habrían impedido acudir a la operación con tanta fuerza como sus recién llegados compañeros latinoamericanos.

En esta pérdida de ‘catalanidad’ del Sabadell, todo apunta a que Isak Andic tendría un papel más que relevante. El empresario de origen turco afincado en Barcelona y dueño de la conocida cadena Mango renunciaba hace sólo unos días a su puesto como vicepresidente primero de la entidad para “dedicar todo su tiempo y esfuerzo al plan de crecimiento y diversificación” de su firma textil. Una declaración en la que, veladamente, son muchos los jugadores del mercado que han querido leer su dificultada para aguantar el puesto después de no haber acudido a la ampliación de capital en toda la cuantía que le correspondería.

Sin embargo, no sólo Andic habría perdido peso en el nuevo reparto accionarial del Sabadell. Fuentes próximas a la entidad han apuntado que aunque todos los accionistas de referencia del vallesano han respaldado la emisión de nuevas acciones, cada cual lo ha hecho en la medida que le permitía su cartera. “A veces más, a veces menos”. Y, según se comenta en el mercado a falta de que lleguen datos oficiales y las pertinentes comunicaciones al supervisor del mercado, parece que el ‘menos’ ha sido la opción más repetida entre las manos fuertes catalanas.

Si las dificultades del dueño de Mango le habrían llevado a dejar diluir su peso del 7% al 4% del capital del Sabadell, la sombra de la duda pesa también sobre la respuesta que hayan podido ofrecer las carteras de consejeros como Folch Rusiñol, Héctor Colonques, Miguel Bosser y Sol Daurella. De la holgura de sus cuentas corrientes dependerá la cuota de poder que se seguirá reservando la sección catalana del consejo de administración del cotizado.

En este sentido, los analistas apuntan al hecho de que la partida de Andic se haya traducido en una promoción para Javier Echenique Landiribar, nuevo vicepresidente segundo del Sabadell y adalid de los inversores vascos de la entidad. Y es que, este consejero y accionista de referencia del catalán lo es por herencia de su participación en el Banco Guipuzcoano, absorbido por el catalán en el año 2010, justo en el primer baile de fusiones del sector financiero en España.

Por encima del vasco se queda aún un hombre fuerte de las finanzas de Cataluña: José Manuel Lara Bosch ocupará la vicepresidencia primera. Barcelonés y presidente del Grupo Planeta, ha sido el encargado de relevar a Andic en el puesto que abandonaba hace sólo unos días. Un movimiento que los gestores más críticos con la ampliación de capital del Sabadell entienden como un guiño a la burguesía catalana, descontenta siempre según éstos con el desembarco de dos grandes fortunas latinoamericanas que controlarán conjuntamente un 10% de la entidad.

A costa de alcanzar un ‘core capital’ según los criterios Tier 1 cercano al 11%, según comentan fuentes financieras, la ampliación de capital se ha saldado también con la llegada de Jaime Gilinski y David Martínez. Ambos pujan ya por la vicepresidencia tercera del grupo español, vacante tras el baile de cargos provocado por la renuncia de Andic. De conseguir pactos con algún tercer accionista que hubiera entrado en capital aprovechando los porcentajes no asumidos por el viejo mando del grupo, podrían poner en serios apuros su histórico poder.

El porcentaje que recién estrenan los latinoamericanos es casi tan abultado como el 15% que un día llegaron a controlar los catalanes cuando pactaron, según Economía Digital formar un frente común para blindarse contra hipotéticas OPA no deseadas o a precio de ganga. Buena parte de los jugadores locales engordaron cartera con la colocación que La Caixa hizo de su parte allá por el año 2006, a razón de ocho euros por título. Un precio a años luz de los casi dos con que ahora se conforma la gráfica de un valor que por el momento sigue bajo batuta catalana, la de su presidente Josep Oliu.

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