La crisis económica ya no va con los bancos alemanes. A pesar de las dificultades financieras que aún soportan varias entidades germanas, los analistas de Moody’s han mejorado la nota del sector a cotas que no disfrutaban desde abril del año 2008, cuando todavía no se había venido abajo el coloso Lehman Brothers.
Los expertos de la agencia estadounidense han mejorado de negativa a estable la perspectiva de su calificación para la banca alemana. Un cambio que además de ser el primero a mejor en los últimos cinco años, supone todo un alivio para las entidades de la llamada ‘locomotora económica de Europa’. Y es que, si la perspectiva negativa suele considerarse antesala de nuevos recortes de rating, esta amenaza ya no pesa sobre los agraciados bancos germanos.
Desde los cuarteles de Moody’s, donde no volverán a revisar su nota hasta dentro de un año como poco a no ser que se produzcan circunstancias excepcionales, justifican su decisión por la “notable” reducción de pérdidas ligadas a la crisis que en los últimos tiempos ha conseguido el sector. Además, en pleno zenit de los rumores sobre el destino de la participación del 19% que el Estado alemán conserva en Commerzbank como consecuencia de su rescate público, los de la agencia estadounidense consideran que el conjunto del sistema bancario alemán ha reforzado su base de capital propio.
Un rosario de elogios que encuentra su máxima expresión cuando los analistas concluyen que las entidades financieras de Berlín están “mejor preparadas” que sus vecinas europeas para hacer frente a eventuales “nuevos contratiempos”. Algo a lo que, a su entender, también ayuda que la tasa de mora de créditos a empresa sea baja a consecuencia de la solidez económica del país, que sin embargo ha publicado este mismo viernes una balanza comercial no tan positiva como aguardaban los analistas.
En este aspecto, Moody’s se reafirma en su previsión de que el PIB de Alemania crecerá un 0,4% este año y hasta un 2% el año que viene. Unas cifras que casan a la perfección con las del Bundesbank y que incluso superan las del Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin embargo, no todo son parabienes, y los estadounidenses aconsejan a los bancos que sigan esforzándose por mejorar su estructura de capitales a través de medidas tan impopulares como la reducción o supresión de dividendos.







