Entre británicos anda el juego. La publicación y el posterior desmentido del supuesto interés de alguna entidad catarí en hacerse con una participación de relevancia en IAG ha asegurado el negocio bajista en Bankia los últimos días. Entre especulaciones a favor y en contra, la nacionalizada propietaria de un 12% de la aerolínea se ha descalabrado un 16% para ganancia de los especuladores ‘cortos’.
En primer lugar, un reconocido medio británico, nada menos que el Financial Times fue el encargado de destapar el pretendido interés de Catar por aterrizar en el accionariado de IAG, el holding que agrupa a Iberia y British Airways, probablemente mediante la toma de la abultada participación que la nacionalizada Bankia aún mantiene en la aerolínea. Una inversión a la que además, por mandato de Bruselas, ha tenido que colgar el cartel de ‘se vende’ -como al resto de su cartera industrial- para acceder al multimillonario rescate que la ha salvado de la quiebra.
Después, otro británico, en este caso el consejero delegado de la IAG, Willie Walsh, se encargaba esta mañana de desmentir cualquier contacto con el Emirato. En la rueda de prensa de presentación de resultados celebrada este viernes el directivo primero se negaba a comentar lo que calificaba de rumores. Después, negaba conversación alguna al respecto de este supuesto movimiento inversor.
Al calor del desmentido, las acciones de Bankia han llegado a caer un 5,6% en los cruces más amargos. Un 16% de caída si se suman los retrocesos de las últimas cuatro sesiones consecutivas teñidas de rojo que encadena la nacionalizada. Amargo para algunos y dulce para otros. Especialmente para los bajistas, que mediante operaciones especulativas de muy variado tipo como el arbitraje entre derechos de la ampliación y acciones o las más conocidas posiciones cortas, que han podido hacer buena caja desde que comenzó a especularse con la llegada de los árabes.
La participación en la aerolínea hispanobritánica está valorada a precios actuales del mercado en unos 744 millones de euros. Un importe que supondría un buen espaldarazo a las necesidades de liquidez que atraviesa la heredera de Caja Madrid. Sin embargo, la presidida por José Ignacio Gorigolzarri tendrá que esperar para ver los frutos de la búsqueda de compradores que el pasado mes de febrero se encomendó al banco Rothschild.
Más margen de maniobra y difusión de rumores para los inversores de perfil más especulativo, advierten ya desde varios mostradores de gestión de carteras. Algunos incluso se atreven a apuntar hacia hedge funds británicos con amplia presencia en las bolsas de Madrid y Londres como posibles beneficiarios de esta desatada volatilidad.









