La Seda de Barcelona se resiste al peor de sus destinos. Los acreedores de la compañía la han concedido una nueva prórroga para el pago de su abultada deuda. Y van tres este año. La nueva fecha límite queda fijada para el próximo 31 de mayo, día en el que accionistas de referencia y bancos acreedores ya deberían haber dado su visto bueno a la propuesta definitiva de refinanciación.
El anuncio del nuevo plazo llegaba este martes a cierre de la sesión negociadora en que, de no haber alcanzado este acuerdo, la compañía hubiera entrado irremediablemente en concurso de acreedores. Por el momento, los prestamistas se comprometen a no reclamar el “pago de cualesquiera cantidades debidas” por la química catalana, cuya partida de pasivo asciende a 235 millones de euros frente a los poco más de 24 millones en que se sitúa su capitalización bursátil.
De momento, parece que las negociaciones entre acreedores avanzan por mejor camino que hace solo unas semanas, cuando irrumpió el fondo estadounidense Anchorage Capital para pescar negocio en la complicada situación financiera de la cotizada. Es así que hoy mismo se anunciaba la revisión de las cuentas del ejercicio 2012 para recoger la cancelación de “la mayoría de los créditos fiscales” y las diferencias “temporarias” en la contabilidad de algunos activos. Las pérdidas han pasado de 133,73 millones a 199,43 en el balance del pasado diciembre.
Un ejercicio “conservador” que los analistas entienden como uno de los pasos necesarios para conseguir la ansiada refinanciación de créditos o canje por activos que por el momento no llega. Mientras tanto, los accionistas portugueses de BA Vidro, los que más peso tienen en el capital de La Seda no renuncian a sus planes y acaban de pedir junta de accionistas para hacer valer su propuesta para reflotar la maltrecha catalana.