Los especuladores del parqué madrileño están de mudanza al calor de Eurovegas. Ante la falta de negocio que se prometían hace meses con la inmobiliaria Metrovacesa, pendiente de OPA de exclusión por parte de sus bancos acreedores y accionistas, las apuestas en torno al macrocomplejo de casinos se trasladan hacia otros valores que de alguna manera podrían beneficiarse del proyecto. Uralita ha sido la última de ellas.
La fabricante de materiales de construcción se ha convertido en el último blanco de los inversores de perfil más especulativo de la Bolsa española. Con la excusa de los millonarios contratos que la compañía podría adjudicarse con Las Vegas Sands, la compañía promotora de Eurovegas, su gráfica de cotización se ha convertido en una auténtica montaña rusa sólo apta para expertos del ‘centimeo’, comentan algunos analistas.
Si Uralita era ayer líder sin discusión del Mercado Continuo con alzas de hasta el 46% en el punto más álgido de la sesión, este jueves sus títulos se apuntaban un sonoro descalabro del 9,24% a la cola del parqué madrileño. Entre máximos del miércoles y mínimos de hoy, la horquilla de precios es del 23% para ganancia de los más duchos en las arriesgadas apuestas más puramente cortoplacistas y ratonera para los oportunistas más inexpertos.
Al calor de los supuestos contactos que el magnate estadounidense Sheldon Adelson ya estaría estableciendo con las grandes constructoras españolas para ir definiendo las obras de Eurovegas, el negocio de los especuladores ha pasado del sector inmobiliario a las fabricantes de material de obra. Y es que, antes de Uralita ya subió como la espuma -para luego desinflarse- la cementera Portland Valderribas, filial de áridos para la construcción del grupo FCC.
Aunque Uralita no goza de vinculación directa con ningún gran grupo constructor, ser la propietaria de marcas de materiales tan conocidos como la propia Uralita y el Pladur, bien le ha valido el interés de los que buscan cazar gangas a la sombra de los casinos de Alcorcón mientras hacen negocio con el ‘trading’ de alta frecuencia. Imagen de la fuerte negociación que estos días vive la compañía controlada por la familia Serratosa, es que ayer cambiaron de manos casi 700.000 ‘uralitas’, cuando lo habitual es que el volumen de negociación no sea superior a las 130.000 acciones. Hoy, en una sesión de dura corrección de precios, a pocos minutos para el cierre se alcanzaban ya los 426.000 títulos.
Estas dos cifras no se veían en el valor desde principios de febrero en el valor. Y, lo que es más, no se daba en dos jornadas consecutivas desde el pasado octubre de 2012. Todo pese a que no hay rumor de Bolsa que no termine poniendo en el disparadero a Uralita. Hace solo unos meses no eran pocos los que, con mayor o menor interés de por medio, colocaban a la cotizada como candidata perfecta a escribir un nuevo capítulo en la fiebre de OPA de exclusión que el parqué madrileño atravesó en los últimos compases del año pasado.
La que sí tiene pendiente su salida de Bolsa es precisamente la inmobiliaria Metrovacesa, cuyos accionistas minoritarios no gozarán de la lluvia de millones que algunos se prometían con las ruletas y hoteles de Eurovegas. Ahora que la suerte está echada en la ‘ladrillera’, llega el turno de Uralita y Portland, avisan algunos gestores de carteras, a no ser que sus respectivos dueños echen por tierra la jugada antes de que Adelson reparta sus cartas.






