La CNMV de Elvira Rodríguez inicia una cruzada contra los productos de inversión complejos

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La CNMV de Elvira Rodríguez inicia una cruzada contra los productos de inversión complejos

Elvira Rodríguez, la nueva presidenta de la Comisión del Mercado de Valores (CNMV), no ceja en su empeño por evitar más escándalos para las finanzas españolas. Su última ocurrencia: copiar a Sanidad. Igual que las cajetillas de cigarros o las botellas de alcohol advierten de los riesgos de su consumo, quiere que la publicidad de productos complejos de inversión, como las participaciones preferentes, adviertan de los riesgos que conllevan para el inversor minorista.

La CNMV ha abierto a consulta pública, y hasta el próximo 30 de noviembre, una nueva circular con la que pretende reforzar la protección del inversor minorista frente a los productos de inversión más complejos del mercado. En definitiva, evitar más crisis como la todavía viva de las participaciones preferentes de las cajas nacionalizadas. La norma, susceptible aún de cambios, recoge una larga lista de medidas entre las que llama la atención la obligatoriedad de advertencias en la publicidad de algunos de estos productos.

El organismo supervisor de los mercados españoles será el encargado de dictar cuando, en la información y publicidad sobre determinados productos dirigida a los ahorradores o inversores minoristas incluyan advertencias de que no es un producto adecuado para no profesionales de la inversión debido a su complejidad. Por advertencias que no quede, como en su día también apostaba el ya expresidente de la institución, Julio Segura.

Entre las nuevas obligaciones destaca la obligación de entregar al cliente de asesoramiento financiero un informe por escrito en el que se describa de forma detallada en qué forma se ajusta el producto ofertado a sus objetivos y perfil. Más allá del asesoramiento, la evaluación de conveniencia para eventuales compras deberá recogerse en un documento por escrito del que se otorgará copia al inversor minorista, que deberá firmarse.

Aún más, si la evaluación no puede realizarse convenientemente porque el solicitante aporte información insuficiente, la entidad deberá advertirle y pedirle que, para formalizar la compra, su firma junto con la frase manuscrita “sin evaluación de conveniencia por información insuficiente”. Si de la valoración resultase que el producto solicitado por el inversor no fuera conveniente, el interesado deberá firmar junto a las palabras “advertido/a operación no conveniente” de su puño y letra.

Por último, esta hornada de iniciativas destinadas a hacer “entender mejor” al inversor minorista “si el instrumento que va a adquirir se adapta o no a sus necesidades”, se completa con un registro en el que se recogerá la idoneidad o no de determinados productos para cada cliente. Así, se evitará que una operación calificada con anterioridad como no conveniente vuelva a ofrecerse a un mismo minorista, evitando que quede atrapado en productos de alta complejidad y riesgo. Objetivo primero, como ha defendido hasta la saciedad, de Elvira Rodríguez en su nuevo cargo lejos del Congreso de los Diputados.

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