El dinero que los clientes de Starbucks en EEUU tienen en sus tarjetas de pago de la cadena de cafeterías supera al de la cifra de depósitos de Customers Bancorp. El dinero busca refugio debajo del colchón. La escasa rentabilidad a la inversión de bajo riesgo ha dado lugar a situaciones muy poco convencionales en la historia reciente de la industria financiera global. Los fondos depositados en las carteras virtuales de PayPal por sus clientes triplican los depósitos del Banco de Silicon Valley.
SVB Financial, la sociedad matriz del Banco de Silicon Valley, tiene encomendados a su gestión vía depósitos 4.550 millones de dólares. La entidad clave para el desarrollo de las startup en la meca global de la tecnología se queda pues a un largo recorrido de alcanzar los 13.020 millones de dólares que los clientes de PayPal tienen depositados en las cuentas de pago de esta utilidad virtual, siempre según datos de la unidad de investigación de la agencia crediticia Standard & Poor’s (S&P) de los que recientemente se ha hecho eco The Wall Street Journal.
Varias entidades de crédito estrechamente vinculadas al consumo privado se ven en la misma situación que su compañera de Silicon Valley. En la lista difundida por el estudio de S&P se apunta que una gigante financiera como American Express ha de conformarse con 3.320 millones de dólares en depósitos de sus clientes. SunTrust Banks apenas supera esta cifra con 3.360 millones de dólares en unos depósitos que solo ganarían atractivo para los inversores en caso de que la Reserva Federal de EEUU optara finalmente por subir tipos de interés, lo que según los analistas no parece probable que vaya ocurrir en los meses más próximos.
La curiosa y atípica situación se repite en otro tándem. Una de las entidades de financiación al consumo de mayor trayectoria en la economía estadounidense, Customers Bancorp, cuenta con fondos por 780 millones de dólares en depósitos de clientes. En las tarjetas de los visitantes de la popular cadena de cafeterías Starbucks en EEUU se acumulan en estos momentos una cifra muy próxima a los 1.200 millones de euros.
Este escenario muestra, según los expertos, que la población de la mayor economía del mundo está más proclive al consumo que al ahorro sin remuneración a pesar de que las tasas de inflación están más que controladas por los bancos centrales a ambas orillas del Atlántico. Sin embargo, esta propensión no se traduce todavía en un exponencial crecimiento del consumo privado interno, que si bien está muy por delante del que las cifras macro marcan en Europa, siguen en muchos casos lejos de igualar registros previos al arranque de la última crisis económica y financiera.
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