El descalabro del crudo paraliza la industria petrolera

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El descalabro del crudo paraliza la industria petrolera

Extracción de petróleo

La OPEP reconoce que los no tan lejanos en el tiempo 95 dólares por barril de crudo podrían no regresar hasta el año 2040. Y no contempla el posible auge de las renovables. La caída del petróleo a mínimos de la última década ha provocado un frenazo en seco de la industria petrolera a escala global. En los últimos meses, los recortes en inversión y la paralización de proyectos se han sucedido entre las gigantes de la industria mientras los países exportadores mantienen un discurso optimista que no logra calar en el mercado.

Este mismo martes en el que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha lanzado sus amables pronósticos para el barril de crudo, todo una gigante como Shell ha vuelto a anunciar recortes. La anglo-holandesa ha decretado una nueva reducción en su partida para inversiones de cara al próximo ejercicio.

Aunque la rebaja ha sido inferior a otras anunciadas en los últimos meses, Royal Dutch Shell destinará a inversión un máximo de 33.000 millones de dólares a lo largo de 2016, cifra que implica 2.000 millones menos de lo previsto hasta ahora. La mayor estrechez financiera a la que está sometida la firma ante la constante caída de precios del crudo ha hecho que ni tan siquiera se haya esperado a la presentación de las perspectivas del cártel petrolero para terminar de definir su plan de ahorro.

La mejora de previsiones de la OPEP sí servía para aupar su gráfica de cotización un 4% en la Bolsa de Londres. Sin embargo, el reto más inmediato de Shell es salvar su anunciada absorción de BG Group para comienzos del año próximo. Un movimiento contra el que algunos de sus accionistas de referencia han venido alzando la voz en las últimas semanas ante las dificultades a las que la cotizada podría hacer frente de continuar el abaratamiento del ‘oro negro’. Voces que con este recorte pretenden acallarse o, al menos, calmarse.

La situación trasciende la escala global. El efecto más evidente es la purga que esta vertical caída de precios ha provocado en la industria del fracking en EEUU. El rostro más negativo del hundimiento de este negocio no hace mucho floreciente y que ha llegado a permitir la casi independencia energética de la mayor economía del mundo se deja ver en Texas y Dakota del Norte, donde son varias las compañías que pasean por la cuerda floja de la bancarrota después de haber sido blanco de millonarias operaciones corporativas, como es el caso de la ahora quebradiza Samson Resources que hace solo cuatro años fue adquirida por el fondo KKR por más de 6.600 millones de euros.

Desde más al sur también llegan novedades de la crisis que está desencadenando la conjunción de un bombeo de pozos que no echa el freno y de una industria global que sí lo hace y demanda menos carburante para seguir en funcionamiento. La última voz de alarma la ha dado la Cámara Colombiana de Bienes y Servicios Petroleros (Campetrol), que ha señalado que los recortes a la inversión de las petroleras que operan en el país han dejado fuera de uso un 75% de la maquinaria empleada por el sector.

Además de esta palmaria falta de actividad, los plazos de cobro de un trabajo para la industria han pasado de media desde los 30 hasta los 120 días. Este paso de un mes a un cuatrimestre se ha traducido, según explica la institución, en que un número considerable de compañías se enfrenten a notables problemas de liquidez para afrontar sus propios compromisos de caja fuerte.

Las previsiones de la OPEP no tranquilizan a la industria en Latinoamérica. Más allá de las discrepancias que Venezuela mantiene con Arabia Saudí y otros países del Golfo Pérsico, el presidente de Campetrol, Rubén Lizarralde, destacó que Ecopetrol, la heredera del antiguo monopolio colombiano de hidrocarburos, había trazado su presupuesto anual considerando un mínimo de 50 dólares por barril, cuando se están viendo cotizaciones más próximas a los 40 dólares que hacen “muy difícil” que se pueda volver a un escenario que revierta el recorte de inversiones del 40% decretado por la estatal y que tiene paralizada a toda la industria auxiliar del país.

Este miércoles, el cártel petrolero ha vaticinado el regreso a los 70 dólares por barril para el año 2020. La misma organización que ha apostado por mantener constante el bombeo de sus pozos para acabar con la fractura hidráulica en EEUU reconoce ahora que el regreso hasta los no tan lejanos 95 dólares estadounidenses no tendría por qué llegar hasta el año 2040.

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