El ‘se vende por liquidación’ pende ya sobre un lote de 33 activos inmobiliarios que van desde locales comerciales hasta suelos rústicos. El principio del fin del otrora gigante español del ladrillo ha comenzado. El titular del juzgado Mercantil de La Coruña ha aprobado el plan de liquidación de Martinsa Fadesa, que sale adelante tras “pequeños retoques” sobre la hoja de ruta inicialmente pactada. La venta ordenada de activos ha comenzado ya.
La liquidación ha comenzado seis meses después de que el mismo juez sentenció la disolución de la compañía después de haberse consumido todo el proceso concursal sin haber conseguido acuerdo alguno con los acreedores sobre los 3.200 millones de euros en deudas que arrastraba la inmobiliaria. Ahora, los mismos administradores que guiaron el concurso entre los años 2008 y 2011 han comenzado a colocar activos de la compañía con el objetivo de poder afrontar el pago de parte de este pasivo.
Hasta la fecha, se ha colgado el cartel de ‘se vende por liquidación’ a un lote de 33 activos inmobiliarios que van desde locales comerciales hasta suelos rústicos, pasando por plazas de aparcamiento, viviendas turísticas y parcelas residenciales. El mismo destino ha corrido una parcela en el centro de Budapest, situada a orillas del mismo Danubio cerca del futuro puerto deportivo de la ciudad. Por este piden un mínimo de 2,3 millones de euros.
La puja por estos activos permanecerá abierta hasta el próximo 8 de octubre. Seis días después, los administradores de la quebrada compañía resolverán las adjudicaciones al mejor postor en cada caso. La gigante española llegó a tener actividad en Hungría, Francia, Marruecos, México, Rumanía, Polonia, República Checa y Bulgaria.
Los últimos datos remitidos por Martinsa Fadesa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), correspondientes con el cierre del ejercicio 2014, dan cuenta de un agujero patrimonial de 4.603 millones de euros. Frente a unos activos valorados en 2.392 millones de euros, su deuda total alcanzaba los 6.995 millones de euros. De esta partida, 3.200 millones corresponden a las deudas con bancos que han desembocado el hundimiento de la sociedad.
