Nada extraño o poco creíble. Hay que estar en la calle y no encerrado en una oficina climatizada, para comprobar que la mendicidad en múltiples manifestaciones ha crecido sobremanera, que se ven escenas nunca vistas en la historia revolucionaria.
Pedir se ha convertido en algo cotidiano en la Cuba de hoy. Y los hacen todos. Desde las alturas del gobierno a otras naciones amigas hasta ese pobre anciano carente de todo respaldo familiar, con pésima pensión o jubilación, que disponga de quien le pueda tirar el salvavidas.
Pedigüeños las 24 horas del día. No ya ese vecino que pide algo de sal o azúcar, sino peticiones que abarcan un abanico tan intenso imposible de enumerar que bien pudiera sobrepasar una situación crítica para mutar en caos generalizado. Metástasis en todas direcciones.
Y voy a mencionar un solo caso porque en él te va la vida o que te metan de cabeza en un incinerador o crematorio. Muy, pero muy serio el problema en nuestros hospitales donde los médicos, paramédicos y técnicos en esa primera línea de combate, hacen hasta lo indecible por solucionar medicamentos, reactivos o equipos necesarios para un diagnóstico de fiar.
En otros casos no narrados a quien suscribe, sino vividos, algunos profesionales te dicen por lo claro que esto aquí en Cuba se soluciona de tal manera, mientras que de otra forma en España, con medicamentos inexistentes en farmacias y hospitales. Los hay, incluso más certeros cuando aconsejan poco más que medicina verde y te aclaran que si tienes familiares “allá” y hasta señalan con un dedo-brújula hacia la península de La Florida.
Hiperinflación, crisis en todos los puntos cardinales, criminal bloqueo imperial, errores de política interna que pesan demasiado, burocracia, corrupción, falta de credibilidad y otros tantos más, componen un largo historial que sólo conduce a una situación lo más parecida a un “sálvese quien pueda”.
De ahí, los que rastrean en un contenedor de basura y los que esperan tranquilos en casa un selecto paquete proveniente de la cercana Miami…