Madrid se va quedando vacío. Hasta de conspiradores. Pero entre los pocos que resisten al calor de la capital ha hecho fortuna una historieta de sobremesa que habla de un supuesto plan de Zaplana y Aznar para tomar parte en el gran pacto que habrá de forjarse para cerrar la crisis en la que ahora está sumido el PP.
Es un cuento que cuentan, los más deslenguados analistas con supuestas fuentes, ‘buenas al noventa por ciento’, en Genova y en la FAES. Y se basa en el próximo e inevitable relevo de Rajoy y en la necesidad de atar en corto al posible heredero.
Según esta versión, un Aznar ‘asustado’ por lo que puede tocarle a él, o a su entorno, en el reparto partidario de penitencias postgurtel y postbárcenas habría puesto su defensa en manos de un Zaplana que en su papel de nuevo dueño de la franquicia del Club Siglo XXI y puesta en valor su tradicional amistad con Bono dirigiría la maniobra.
El expresidente ya ha dicho varias veces que se ‘siente poco protegido’ y no quiere que la llegada de los ‘nuevos’, si se produce le deposite en el mismo cajón de sastre donde van a entrar Arenas o Rajoy, a los que no quedará más remedio que amortizar.
Y Aznar tiene otra carta a su favor. En estos tiempos de caja decreciente, viejos financiadores del partido en franca huida y sin que el PP tenga ya una estructura de captación de efectivo tan poderosa como la que lidero Luis Bárcenas, los dineros de la FAES, la fundación que preside, cobran una gran importancia que antes no tuvieron.







