La crisis se ha cobrado una nueva víctima en los medios de comunicación. Según elsemanaldigital.com “el programa Una Mirada a El Mundo también echa el cierre”. Además, el medio online hace notar el peligro que para la televisión de Pedrojota Ramírez supone este hecho, ya que el espacio dirigido por el periodista de El Mundo Carlos Cuesta, se consideraba “el último cartucho de Unidad Editorial para no desaparecer en un formato informativo de la parrilla televisiva”.
El diario que dirige Antonio Martín Beaumont recalca que “tras el final de Veo 7 el pasado verano y su absorción por parte de Discovery Max, Cuesta y su espacio habían quedado como el único programa de ese carácter en la nueva cadena”. Explica el digital que “los costes económicos eran demasiado elevados y no se había conseguido remontar la caída de ingresos publicitarios que afecta a todo el sector”.
Continuando con el repaso online hay que destacar la información de elconfidencialdigital.com que adelanta que “la Guardia Civil ha interceptado cartas de neonazis españoles a Anders Breivik, autor de la matanza de Noruega: “Eres un ejemplo para nosotros”.
Recuerda que “el pasado mes de abril, pocos días antes de comenzar el juicio contra Breivik, la policía noruega informó que el autor de 77 muertes en Oslo en julio de 2011 había recibido miles de cartas de apoyo procedentes de 20 países diferentes, en las que el genocida era alabado por “su labor” y sus razonamientos, compartidos por los remitentes” y resulta que “ España es uno de los países desde los que el asesino noruego ha recibido mensajes de apoyo: en concreto, un centenar de misivas escritas por integrantes de grupos neonazis ‘fichados’ por la Guardia Civil”.
El digital informa que los Servicios de Información de la Benemérita están analizando las misivas para conocer no sólo a la organización que está detrás, sino al autor personal de las mismas. Desde la Guardia Civil explican que, en el material incautado, “hay loas y alabanzas a Breivik, al que consideran un ejemplo”. Además, “algunos hablan sobre la posibilidad de cometer aquí los mismos crímenes que llevó a cabo él en Oslo”. Ambos discursos “podían considerarse un delito de enaltecimiento e incitación del terrorismo”.
