Leyendo esta mañana la prensa me ha llamado poderosamente la atención que muchos de los comentaristas políticos insistieran en afirmar que Mariano Rajoy al elegir a Pío García Escudero como presidente del Senado ha optado por la moderación y el diálogo, por un dirigente de perfil bajo para “evitar tensiones” como escribe El País. Y lo digo porque a cualquiera que siga las crónicas parlamentarias puede quedársele cara de tonto al leer que llaman a García Escudero “moderado”.
Y es que el nombre del portavoz del PP en la Cámara alta ha ido frecuentemente asociado a la palabra “bronca” y “confrontación” y hay muchos titulares en los diarios y hasta vídeos en Youtube que demuestran que lo suyo no ha sido precisamente enfriar los ánimos durante las sesiones de control al Gobierno en las que se dirigía a José Luis Rodríguez Zapatero.
Por ejemplo, me acuerdo de la que se montó el 25 de mayo con los senadores del PP gritando sin descanso ‘Zapatero, dimisión’ y los socialistas aplaudiendo de pie, con el debate parado, una ‘tranquila’ escena desencadenada precisamente por el afable García Escudero que había abierto la caja de los truenos al espetar al presidente: “Usted ya no está en condiciones de liderar nada. Deje de ser obstáculo para salir de la crisis y si le queda un ápice de dignidad, convoque ya elecciones”.
Pero no hay que irse tan atrás en el tiempo para encontrar otras muestras de su ‘perfil bajo’, ya que el pasado mes de febrero, por poner otro caso, los medios de comunicación destacaban el rifirrafe que se montó en la Cámara alta y el duro enfrentamiento que el ‘moderado’ Pío había tenido con el presidente Zapatero al que llamó «gran despilfarrador» y «genio del transformismo político» y “gran recortador de derechos”, entre otras perlas. Lo dicho, a mi lo de moderado me sorprende. Cosa distinta es que le llamaran sonriente. Porque sonreír, sí que sonríe. Y mucho.