La noticia del fin del secuestro de los dos cooperantes espa

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La noticia del fin del secuestro de los dos cooperantes espa

La noticia del fin del secuestro de los dos cooperantes españoles secuestrados por Al Qaeda en Mauritania ocupa la mayoría de las portadas de la prensa este lunes, unas primeras en las que se informa del feliz desenlace y de lo que, supuestamente, ha costado la liberación de los secuestrados catalanes, que ostentan el triste récord de ser quienes han sufrido el cautiverio más largo a manos de terroristas del Magreb: 267 días. Los rotativos hablan de un rescate en dinero (una cantidad diferente según el diario que se lea, ya que Abc y La Razón hablan de 5 y 10 millones y El Mundo de 3,8 millones) y de otro pago en especies: la extradición de Mauritania a Mali del jefe del grupo que los capturó.

Pedrojota da su opinión de los sucedido: “Hay otras formas de actuar menos vergonzantes pero pueden acabar en tragedia” y recuerda el caso de Francia que a finales de julio trató de liberar por la fuerza a un cooperante con el resultado del asesinato del rehén por parte de la banda que lo secuestró.

La Razón, por su parte, relaciona la liberación de los españoles con la visita de Rubalcaba a Rabat. Y lo hace para pedir que el ministro español aproveche para “fortalecer los acuerdos de cooperación para luchar contra la amenaza terrorista islámica” cosa que como “lo valiente no quita lo cortés” y dado que Rubalcaba “no es manco en habilidades diplomáticas” el diario de Planeta considera que puede hacer al mismo tiempo que pone a Marruecos en su sitio por “el acoso recurrente de Rabat a Ceuta y Melilla” .

Acabamos con “la confusión fiscal” que denuncia El País en su editorial por las declaraciones contradictorias del Gobierno acerca de la orientación impositiva que pueden incorporar los próximos Presupuestos Generales del Estado. El diario de Prisa dice que el carajal sobre la subida de impuestos demuestra “que no existe una visión consistente y rigurosa sobre las finanzas públicas en el seno del Gobierno” y hace notar que “la política más importante y expresiva de las intenciones de los Gobiernos, la que se concreta cada año en los Presupuestos, no es precisamente un ejercicio de coherencia”, por lo que afirma “que más vale que el Gobierno no erosione aún más la confianza de los agentes económicos, de dentro y fuera del país, con esos culebrones que dan cuenta, en el mejor de los casos, de despiste, y en el peor, de descoordinación”.

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