Brecha Salarial
Según el estudio, los salarios de los directores generales (CEO) han crecido un 50% desde 2019, mientras que los sueldos del resto de los empleados se han mantenido prácticamente estancados o han experimentado un aumento muy por debajo de la inflación. Hoy, un CEO gana 56 veces más que el salario medio de sus trabajadores, una proporción que en algunos sectores llega a ser aún mayor.
La brecha no es nueva, pero sí se ha intensificado desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Mientras millones de personas perdían sus empleos o veían reducidos sus ingresos, muchos altos ejecutivos no solo mantuvieron sus privilegios económicos, sino que vieron aumentadas sus remuneraciones gracias a primas, bonificaciones y paquetes de acciones.
“Estamos asistiendo a una economía profundamente desequilibrada, donde las reglas están diseñadas para beneficiar a los más ricos y poderosos”, afirma Amitabh Behar, director ejecutivo interino de Oxfam Internacional.
En empresas como Amazon, Meta o grandes bancos de inversión, un CEO puede ganar en tan solo unas horas lo que un empleado de nivel base tarda un año en percibir. En muchos casos, esta diferencia se justifica con el argumento de que los altos ejecutivos asumen grandes responsabilidades. Sin embargo, Oxfam cuestiona esta lógica en un contexto donde la riqueza se concentra cada vez más en la cúspide, y los trabajadores, incluso esenciales, apenas ven mejoras en sus condiciones.
El informe también denuncia que esta concentración de riqueza y poder empresarial no es una consecuencia inevitable del mercado, sino el resultado de decisiones políticas y corporativas deliberadas. Las grandes empresas utilizan su influencia para presionar a gobiernos y bloquear reformas fiscales progresivas, evitar aumentos del salario mínimo o debilitar la negociación colectiva.
Oxfam asegura que estas estrategias, muchas veces invisibles para el público general, consolidan un modelo económico en el que los beneficios se concentran en una élite muy reducida, mientras la mayoría de la población mundial lucha por llegar a fin de mes.
“El sistema económico está diseñado para extraer riqueza del trabajo y transferirla al capital. No es un error; es una elección política y empresarial”, subraya el informe
Entre las cifras más impactantes del estudio destacan:
El salario medio de los CEO aumentó un 50% desde 2019, frente a incrementos del 3% al 5% en el resto de la plantilla, muchas veces absorbidos por la inflación.
Las grandes empresas analizadas en el informe generan beneficios récord, pero distribuyen cada vez menos entre los trabajadores.
En los sectores más lucrativos, como tecnología y finanzas, la brecha salarial se amplifica de forma dramática. En algunas firmas, el CEO gana más de 1.000 veces el salario de un trabajador raso.
Estas cifras, señala Oxfam, evidencian que el problema no es la falta de recursos, sino su distribución. La organización destaca que muchas de estas compañías podrían pagar salarios dignos a todos sus empleados sin afectar sus márgenes de ganancia.
Ante esta situación, la ONG presenta una serie de recomendaciones concretas para frenar el crecimiento de la desigualdad:
Establecer límites legales a la relación salarial dentro de las empresas, prohibiendo que un CEO gane más de cierta cantidad en relación con el salario más bajo de su plantilla.
Reforzar los derechos laborales, incluyendo la negociación colectiva, la protección frente a despidos y la universalización del salario mínimo digno.
Reformar el sistema fiscal internacional, exigiendo que las grandes corporaciones y los ultrarricos paguen impuestos proporcionales a sus ingresos y patrimonio.
Fomentar la transparencia salarial obligando a las empresas a publicar la relación entre la retribución de sus directivos y la de sus empleados.
Oxfam también insta a los ciudadanos, sindicatos y gobiernos a movilizarse para recuperar el control democrático sobre la economía y garantizar que el crecimiento beneficie a todos, no solo a una minoría privilegiada.
Mientras los CEO globales ganan 56 veces más que sus trabajadores, Oxfam pide una reforma profunda del sistema económico para limitar legalmente la brecha salarial y fortalecer los derechos laborales
El informe concluye con una advertencia: la desigualdad extrema no solo es injusta, sino insostenible. La concentración de riqueza en manos de unos pocos no solo amplía las brechas sociales, sino que mina la cohesión democrática y alimenta la desconfianza hacia las instituciones.
“Si no actuamos ahora, la desigualdad se convertirá en una bomba de relojería que amenaza la estabilidad política y económica del mundo”, concluye Behar.
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