La energía nuclear se mantiene como una pieza clave en la transición energética europea, pero los obstáculos económicos y logísticos que enfrenta su desarrollo ponen en duda la viabilidad de nuevos proyectos sin una intervención estatal decisiva. Un informe de S&P Global Ratings detalla el panorama desafiante para las empresas eléctricas del continente, que se enfrentan a inversiones millonarias, sobrecostes y una elevada exposición al riesgo.
Altos costes y riesgos financieros lastran nuevos proyectos
Los nuevos reactores nucleares en Europa presentan un coste de construcción superior a los 10 millones de euros por megavatio instalado, lo que se traduce en hasta 50.000 millones de euros para una pareja de reactores tipo EPR (European Pressurised Reactor). Esta cifra es cinco veces superior al mayor proyecto eólico marino en la OCDE, y está fuera del alcance financiero de la mayoría de las empresas energéticas, con la excepción de EDF, que ya ha sufrido importantes sobrecostes en Hinkley Point C (Reino Unido) y Flamanville (Francia).
«La nueva construcción nuclear en Europa es costosa, arriesgada y requerirá una financiación sustancial», señala el informe de S&P Global Ratings
Estos proyectos tensan las finanzas corporativas y exigen garantías de ingresos a largo plazo para mantener su viabilidad, lo que solo es posible mediante mecanismos respaldados por el Estado, como préstamos subvencionados, modelos de base de activos regulados (RAB) o contratos por diferencia (CfDs).
Papel estratégico en la seguridad energética europea
La guerra en Ucrania y la dependencia previa de gas ruso han impulsado el interés en fuentes energéticas firmes y bajas en carbono como la nuclear. A diferencia del gas, el uranio proviene de proveedores más diversificados, reduciendo la vulnerabilidad geopolítica.
La energía nuclear representa el 20% de la generación eléctrica de la UE y el 15% de su capacidad firme
Además, su capacidad para suministrar electricidad de manera continua la convierte en el complemento ideal para energías renovables intermitentes como la solar y la eólica.
Urgencia por reemplazar reactores envejecidos
El 40% de los reactores nucleares europeos tienen más de cuatro décadas, y muchos serán desmantelados antes de 2040. Sin nuevas instalaciones, existe un riesgo de déficit energético, justo cuando el consumo crece por la electrificación industrial y el auge de centros de datos, que podrían añadir hasta 15 TWh anuales de demanda.
Nuevas fórmulas de financiación pública
S&P señala que ninguna eléctrica europea puede afrontar por sí sola una nueva construcción nuclear sin el respaldo directo de los Estados. Algunos ejemplos:
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Polonia prevé hasta seis reactores con financiación estatal.
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Francia planea entre seis y catorce nuevos reactores, aunque sin decisión final de inversión.
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Eslovaquia ha completado el reactor Mochovce 3 con participación pública.
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Chequia colabora con Corea del Sur en Dukovany 5, bajo modelos financieros garantizados.
«Todos los modelos de financiación actuales dependen de los contribuyentes o los consumidores», advierte el informe
¿Reabrir centrales cerradas como alternativa?
Ante las dificultades para construir nuevos reactores, algunos países analizan la reapertura de reactores clausurados. Bélgica lo considera como una vía más rápida y barata, aunque en países como Alemania el rechazo político y social continúa siendo fuerte.
Conclusión: un futuro nuclear condicionado al respaldo estatal
El informe de S&P concluye que el futuro nuclear de Europa está en una encrucijada: es imprescindible para la descarbonización y la seguridad energética, pero también implica desafíos financieros considerables y una fuerte dependencia del apoyo estatal.