Los mercados aguantan la respiración ante el miedo a una ‘rabieta’ de los bonos

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Los mercados aguantan la respiración ante el miedo a una ‘rabieta’ de los bonos

Una rápida subida de las rentabilidades de los bonos podría tener un efecto cascada en las bolsas mundiales.

Bola del mundo hundiéndose

Crisis económica mundial

El rápido aumento experimentado por las rentabilidades de los bonos en las últimas semanas ha puesto sobre aviso a analistas e instituciones internacionales. La palabra ‘tantrum’ –que podría traducirse como rabieta o berrinche– empieza a sonar cada vez más en los mentideros, con todos los ojos puestos en la Reserva Federal. El temor es que se repita lo que ya ocurrió en 2013, arrastrando también a los mercados bursátiles.

La subida en las rentabilidades de los bonos no ha pasado desapercibida para el Banco de Pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés), que constata que el gran cambio se ha producido en la deuda pública estadounidense, ante la perspectiva de un estímulo sin precedentes que impulsará la inflación ci las vacunas contra el covid-19 permiten una reapertura total de la economía.

Los rendimientos del bono de EEUU a diez años subieron por encima del 1,6% la semana pasada, extendiendo el salto de casi 70 puntos básicos en lo que va de año, si bien se ha moderado ligeramente hasta el entorno del  1,45% en las últimas sesiones. Pero la tendencia se ha extendido también al mercado soberano europeo. En España, la rentabilidad del bono español de deuda a diez años se sitúa en el mercado secundario en el 0,34%. Aunque es una rentabilidad históricamente baja, lo cierto es que a mediados de diciembre llegó a situarse en terreno negativo. Sí sigue bajo cero el bund alemán, si bien su -0,31% está muy por encima del -0,63% de hace apenas dos meses.

“El reciente nerviosismo del mercado confirma que el respaldo en los rendimientos de los bonos y la reflación del comercio están proyectando el panorama del mercado financiero bajo una luz completamente nueva”, apunta Claudio Borio, jefe del Departamento Monetario y Económico del BIS.

“La gente simplemente vio tasas bajas hasta donde le alcanza la vista, mientras que ahora ha comenzado a tener dudas sobre cuánto durarían estas condiciones”.

Ecos del ‘taper tantrum’ de 2013

La situación parece traer ecos del denominado “taper tantrum” de 2013, cuando los rendimientos de los bonos aumentaron drásticamente después de que el entonces presidente de la Fed, Ben Bernanke, avisara de que la institución podría dar un paso atrás en su ritmo de compras de activos. Por el momento, ni el actual presidente de la Fed, Jerome Powell, ni la presidenta del BCE, Christine Lagarde, han dado un mensaje ni remotamente similar, pero el mercado no las tiene todas consigo.

“Cualquiera que tenga hijos muy pequeños entenderá que hay que dejar que una rabieta siga su curso”, destacan los analistas de ING en un informe. “Una vez que empieza, hay que dejarla pasar, ya que intentar ponerle fin antes de tiempo sólo la prolongará, o la empeorará, o ambas cosas. El truco está en evitar la rabieta en primer lugar. Pero como todo buen padre sabe, quitar el tarro de las galletas debe hacerse a veces, con rabieta o sin ella”. En ese sentido, “en algún momento, la Reserva Federal tendrá que reducir el gasto”.

“El problema para los inversores en bonos es la erosión del valor real de los futuros pagos de cupones y capital que implica la inflación”, apuntan los analistas del banco holandés. “Pero recordemos que si la Fed no hace nada ante un repunte de la inflación, es decir, no adelanta el tapering, los bonos quedan aún menos protegidos de la inflación, ya que se permite que ésta se dispare, erosionando aún más los futuros pagos fijos en términos reales”.

En cualquier caso, “es probable que acabemos con rendimientos más altos. La única incertidumbre es hasta qué punto”. ING estima a finales de 2021 una rentabilidad del 1,75% para el bono estadounidense, aunque “una versión más extrema de los acontecimientos” podría llevar a un adelanto de tres o seis meses en ese umbral, “apuntando a una ruptura por encima del 2%, y más allá”. “Algo así como una subida acumulada de 75-100 puntos básicos desde donde nos encontramos actualmente en el espacio de unos pocos meses olería y se sentiría muy parecido a 2013”.

Efectos en las bolsas mundiales

Evidentemente, “una fuerte subida de los rendimientos del Tesoro estadounidense aumenta la tasa de descuento utilizada en los modelos de valoración de la renta variable”, por lo que “provocaría una ‘revalorización más amplia’ de los activos de riesgo”.

“La experiencia de 2013, que desencadenó una caída máxima del 7,5% en el S&P 500 -que se observó en gran medida en el periodo más intenso de la subida de los rendimientos, a finales de junio- podría repetirse”, alertan los expertos. Lo peor sería para los índices de renta variable de los mercados emergentes, que “podrían sufrir caídas máximas de alrededor del 15%”. “Sobre todo si tenemos en cuenta que los inversores de renta variable mundial parecen estar sobreponderados en la renta variable de los países emergentes en este momento”.

No obstante, “recordemos también que el verano de 2013 fue apenas un parpadeo en el mercado alcista de la renta variable a largo plazo y no hay razón para pensar que cualquier corrección de la renta variable inducida por el ‘tantrum’ de los bonos este verano sea más que eso, solo una corrección”, concluyen los expertos de ING.

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