Centro de Datos Iberdrola
La transición energética europea avanza con fuerza: las renovables y la energía nuclear generaron ya en 2024 el 72% de la electricidad comunitaria, mientras que los combustibles fósiles cayeron a mínimos históricos. Sin embargo, el crecimiento acelerado de los centros de datos —impulsado por la inteligencia artificial, la nube y el comercio digital— amenaza con convertirse en un desafío crítico para la seguridad energética de la Unión Europea.
Eurelectric estima que en 2024 los centros de datos en la UE y Reino Unido superaron el millar, con una carga informática de 9,4 GW. El informe prevé que esa cifra se multiplique por 2,5 en 2030, elevando su demanda hasta 149-287 TWh, lo que equivale al consumo eléctrico de un país como España.
Si la expansión sigue sin cambios, estas infraestructuras absorberán más del 170% de energía adicional respecto a 2022, un incremento que pone en riesgo la estabilidad de las redes si no se acompaña de inversiones.
El consumo de los centros de datos podría duplicar su peso actual en solo seis años, comprometiendo los objetivos climáticos y de electrificación de la UE
El informe advierte que hasta un tercio de estas instalaciones se concentran en pocas ciudades, con fuerte presión sobre sus redes locales. Londres acumula 158 centros, Dublín 85 —el 87% del total de Irlanda—, París 86 y Madrid 49, que representan el 38% de los existentes en España.
Ciudad | Centros de datos | % del total nacional |
---|---|---|
Londres | 158 | 44% (Reino Unido) |
Dublín | 85 | 87% (Irlanda) |
París | 86 | 35% (Francia) |
Madrid | 49 | 38% (España) |
La concentración en ciudades como Madrid o Dublín multiplica los riesgos de saturación eléctrica loca
El precio mayorista de la electricidad en la UE cayó en 2024 a una media de 82 euros/MWh, el nivel más bajo desde la crisis de 2021-2022, cuando llegó a 227 euros/MWh. Sin embargo, persisten fuertes disparidades regionales y la volatilidad se mantiene.
La demanda eléctrica apenas creció un 1% en 2024 y sigue un 7% por debajo de 2021, reflejo de que la recuperación tras la crisis energética es todavía frágil.
La débil demanda complica la inversión en redes y almacenamiento pese a la caída de precios mayoristas
El estudio de Eurelectric defiende que electrificar el transporte podría ahorrar a la UE 100.000 millones de euros anuales en importaciones de combustibles fósiles, mientras que extender las bombas de calor reduciría en más de 40.000 millones la factura del gas.
No obstante, la flexibilidad sigue siendo el gran punto débil: la UE apenas cuenta con 5,4 GW de baterías instaladas, cuando para 2030 necesitará al menos 60 GW.
Sin almacenamiento suficiente, Europa no podrá integrar el crecimiento de la demanda digital en un sistema limpio y fiable
El informe concluye que Europa debe acelerar la electrificación y reforzar sus redes si quiere garantizar electricidad asequible y segura. La próxima década será decisiva: o se acompasa el crecimiento de los centros de datos con inversiones estratégicas, o el riesgo de un “cuello de botella” energético amenaza con frenar la transición verde y digital.
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