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Locos a diestra y siniestra

La Habana

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Hay que reconocer que es puramente cierto, que no se trata de ninguna artimaña de enemigo ni adversarios para confundir y tergiversar. Basta salir a la calle y comprobarlo.

Y a veces, sin cruzar la puerta, porque la loca está allá abajo agrediendo a la gente, defecando y tirando sus heces hacia la puerta de la vecina que le prohibió dormir en su portal. Más detalles en Ave. 3ra. #803, en Miramar, Playa.

Confieso que el término de loco no me agrada para nada. Quienes tuvimos el privilegio de conocer al comandante Bernabé Ordaz, director del Psiquiátrico de Mazorra, y supimos de su quehacer con los pacientes, nos es muy difícil tratar a esas personas aquejadas con tal calificativo tan arraigado en la población. Ni tan siquiera con el de orates.

Las razones de tanta y visible proliferación pueden ser varias y merecen estudio e investigación. Una de ellas proviene de fuente totalmente confiable. Bien cruda, además: En Mazorra han dado de alta a muchos casos no tan críticos o graves por razones de infraestructura. Salud Pública no debe tardar en confirmar o negar tal información de cara a la opinión pública.

Claro está que a tal advertencia rítmica de Manolito Simonet le sigue que “locos como yo, locos a mi música, locos a mi salsa, locos a mi Cuba”, pero pocos conocen lo que sigue y se quedan ahí, en que pululan los locos por la ciudad.

De que los hay, los hay. Y no resulta difícil encontrarlos. Eso sí, se requiere de mucho tino y sapiencia. Las calles habaneras siempre han sido una sorpresa para visitantes y residentes. Cuidado uno que aparentemente diga dos o tres disparates alocados, sea una persona muy centrada e inteligente.

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