La 45.ª edición de los Premios Princesa de Asturias, celebrada en el Teatro Campoamor de Oviedo, combinó solemnidad institucional y mirada internacional. La princesa Leonor pronunció un discurso que subrayó la necesidad de preservar los valores democráticos en un mundo “en el que el miedo y la intolerancia amenazan el progreso”.
La libertad como deber compartido
“Confiar en los derechos humanos es confiar en la libertad frente al miedo”, afirmó Leonor, que insistió en que la libertad no es solo un derecho, sino una responsabilidad colectiva. El tono de su intervención reflejó una madurez política creciente y un mensaje intergeneracional que resonó entre los asistentes.
Democracia y derechos humanos en el centro del mensaje
La princesa reivindicó la democracia como instrumento de diálogo frente a la polarización y defendió la cooperación internacional como vía de entendimiento. Sus palabras marcaron el tono de una ceremonia en la que el compromiso cívico se impuso al protocolo.
Relevo institucional y mirada al futuro
El rey Felipe VI anunció su intención de “ceder progresivamente el peso de estos premios” a su hija, en lo que supone un paso simbólico hacia el relevo generacional. El gesto fue recibido con aplausos y consolidó a Leonor como figura de continuidad y modernización dentro de la institución.
Palmarés 2025: excelencia con impacto social
| Categoría | Galardonado/a |
|---|---|
| Comunicación y Humanidades | Byung-Chul Han |
| Letras | Eduardo Mendoza |
| Ciencias Sociales | Douglas Massey |
| Artes | Graciela Iturbide |
| Deportes | Serena Williams |
| Investigación Científica y Técnica | Mary-Claire King |
| Cooperación Internacional | Mario Draghi |
| Concordia | Museo Nacional de Antropología de México |
Los premiados de este año comparten una visión común: el conocimiento y la cultura como herramientas para transformar la realidad y promover el diálogo global.
El discurso de Leonor de Borbón convirtió esta edición en un símbolo de renovación. Su apelación a la libertad, la democracia y los derechos humanos resonó más allá del Campoamor, proyectando la imagen de una generación que asume el compromiso de cuidar lo que hereda.







