La Administración cubana inicia una ofensiva para aumentar la recaudación fiscal

La Administración cubana inicia una ofensiva para aumentar la recaudación fiscal

Destacando las facilidades para que también las familias con más problemas económicos puedan hacer frente a sus obligaciones financieras.

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El Estado cubano ha iniciado una ofensiva para conseguir aumentar la recaudación de impuestos, en un momento en el que muchos empresarios han vuelto a mostrar su temor por la falta de liquidez por la que podría estar atravesando el país, después de los devastadores huracanes del pasado año y las dificultades para acceder al crédito internacional.

De momento, es la prensa oficial la que con una serie de artículos ha comenzado a animar a los cubanos a tributar, destacando las facilidades para que también las familias con más problemas económicos puedan hacer frente a sus obligaciones financieras.

Según informaciones de la Oficina Nacional de Administración Tributaria en Las Tunas (ONAT), el monto de las multas y recargos por atraso o incumplimiento en el pago de impuestos superó en el 2008 los 11 millones de pesos, mientras que en los dos primeros meses de este año rondaba el medio millón.

Granma explica que “la realidad demuestra que no siempre el impago está asociado a problemas de solvencia, financiamiento o falta de dinero. Varias entidades de la agricultura y del sector azucarero (los más morosos), pudieran tener hoy una situación mucho mejor, si mantuvieran una actitud más consecuente en torno a la disciplina tributaria”. El artículo, titulado “Paga lo que debes”, también da un toque de atención al gremio de los transportistas que, al parecer, es el sector que incumple más con el fisco.

Esta ofensiva liderada por el Gobierno cubano se suma al resto de medidas implantadas por la Administración en las últimas semanas para «sanear» las arcas públicas. Muchos expertos aseguran que ha sido precisamente la escasez de divisas la que ha obligado a endurecer la regulación bancaria de la isla.

De hecho, las entidades financieras cubanas ya han dejado de acetar «depósitos o extracciones en efectivo en las cuentas corrientes de personas jurídicas extranjeras radicadas o no en Cuba y de empresas mixtas u otras formas de asociación económica internacional».

Los bancos podrán tomar las represalias que consideren necesarias en caso de que se produzcan operaciones «sospechosas» o ligadas al lavado de dinero, como congelar una cuenta, inhabilitar con carácter temporal o permanentemente las firmas autorizadas, suspender las chequeras o cerrar la cuenta.

¿Riesgo de insolvencia? Todos estos planes llegan en un momento en el que los empresarios que operan en el país caribeño observan de cerca la evolución de las arcas públicas cubanas. A pesar de que las autoridades se empeñan en negarlo, cada vez son más los hombres de negocios del país que denuncian los riesgos que corren sus compañías ante una posible crisis de liquidez.

Algunos diplomáticos en La Habana consultados por la agencia Reuters esta semana, aseguran que los bancos estatales tienen pocas divisas para realizar transferencias internacionales o autorizar extracciones de montos significativos, y expresaron su temor a una posible insolvencia por parte del Estado cubano. Una situación que, de momento, las autoridades de la isla descartan por absoluto.

Aun así, lo cierto es que el nuevo equipo económico de Raúl Castro se enfrenta a una dura situación, agravada el pasado año con el paso de los huracanes, por no hablar de los efectos de la crisis financiera global. Una insolvencia podría ser un durísimo golpe para Cuba, puesto que acentuaría los riesgos y preocupaciones ya existentes sobre hacer negocios con la isla y depositar dinero en sus bancos.

Este es uno de los principales retos a los que se enfrenta Raúl Castro, y muy pocos dudan de que la situación financiera sea también la protagonista en el esperado VI Congreso del Partido Comunista que se celebrará, con doce años de retraso, a finales de 2009.

El menor de los Castro quiere llegar a esa fecha con su equipo bien amarrado y esta misma semana daba un paso más en la remodelación de su Gabinete al nombrar a Miguel Díaz-Canel nuevo ministro de Educación Superior, en sustitución de Juan Vela Valdés.

Los últimos cambios en el Gabinete, incluidos la reestructuración de Gobierno anunciada a principios de marzo y la destitución de destacados dirigentes del PCC en las provincias cubanas, parecen dirigidos a allanar el camino del mandatario de cara a este Congreso, en el que se decidirá el camino político de la isla para los próximos cinco años.

Muchos destacan el hecho de que el general haya empezado a incluir en los actos oficiales a su hijo, el coronel Alejandro Castro Espín, que figura ahora como asesor presidencial codeándose con voz propia en el nuevo equipo de su padre. Pero especulaciones aparte, todas las miradas se dirigen hacia el más inmediato reto del menor de los Castro: definir si Fidel seguirá ocupando el puesto de primer secretario del Congreso.

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