Las temperaturas globales de los últimos 24.000 años muestran un calentamiento actual «sin precedentes»

Calentamiento Global

Las temperaturas globales de los últimos 24.000 años muestran un calentamiento actual «sin precedentes»

Los principales impulsores del cambio climático desde la última era glacial son el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero.

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Un trabajo liderado por la Universidad de Arizona, en Estados Unidos, para reconstruir el clima de la Tierra desde la última edad de hielo, hace unos 24.000 años, pone de manifiesto los principales impulsores del cambio climático y hasta qué punto la actividad humana ha llevado al sistema climático fuera de sus límites, y demuestra un calentamiento actual «sin precedentes».

 

El estudio, publicado en la revista ‘Nature’, verifica que los principales impulsores del cambio climático desde la última era glacial son el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero y el retroceso de las capas de hielo y sugiere una tendencia general al calentamiento en los últimos 10.000 años, lo que zanja un debate de una década sobre si este periodo fue más cálido o más frío en la comunidad paleoclimatológica.

Además, concluye que la magnitud y el ritmo del calentamiento en los últimos 150 años superan con creces la magnitud y el ritmo de los cambios en los últimos 24.000 años.

«Esta reconstrucción sugiere que las temperaturas actuales no tienen precedentes en 24.000 años y que la velocidad del calentamiento global provocado por el hombre es más rápida que todo lo que hemos visto en ese mismo tiempo», destaca Jessica Tierney, profesora asociada de geociencias de la UArizona y coautora del estudio.

Tierney, que dirige el laboratorio en el que se llevó a cabo esta investigación, también es conocida por sus contribuciones a los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático y a las sesiones informativas sobre el clima para el Congreso de Estados Unidos.

«El hecho de que hoy estemos tan fuera de los límites de lo que podríamos considerar normal es motivo de alarma y debería sorprender a todo el mundo», advierte el autor principal del estudio, Matthew Osman, investigador postdoctoral de geociencias de la UArizona.

Una búsqueda en línea de «cambio de temperatura global desde la última edad de hielo» produciría un gráfico de cambio de temperatura global a lo largo del tiempo que fue creado hace ocho años. «La reconstrucción de nuestro equipo mejora esa curva añadiendo una dimensión espacial», explica Tierney.

El equipo creó mapas de los cambios de temperatura global para cada intervalo de 200 años que se remonta a 24.000 años atrás.

«Estos mapas son realmente potentes –asegura Osman–. Con ellos, cualquiera puede explorar cómo han cambiado las temperaturas en la Tierra, a un nivel muy personal. Para mí, poder visualizar la evolución de 24.000 años de las temperaturas en el lugar exacto en el que estoy sentado hoy, o en el que crecí, me ayudó mucho a hacerme una idea de la gravedad del cambio climático actual».

Existen diferentes métodos para reconstruir las temperaturas del pasado. El equipo combinó dos conjuntos de datos independientes -datos de temperatura de sedimentos marinos y simulaciones informáticas del clima- para crear una imagen más completa del pasado.

Los investigadores examinaron las firmas químicas de los sedimentos marinos para obtener información sobre las temperaturas del pasado. Como los cambios de temperatura a lo largo del tiempo pueden afectar a la química del caparazón de un animal muerto hace mucho tiempo, los paleoclimatólogos pueden utilizar esas mediciones para estimar la temperatura de una zona. No es un termómetro perfecto, pero es un punto de partida, apuntan.

Por otro lado, los modelos climáticos simulados por ordenador proporcionan información sobre la temperatura basándose en la mejor comprensión de los científicos de la física del sistema climático, que tampoco es perfecta.

Por ello, el equipo decidió combinar los métodos para aprovechar los puntos fuertes de cada uno, en lo que se llama asimilación de datos y también se utiliza habitualmente en la previsión meteorológica.

«Para pronosticar el tiempo, los meteorólogos parten de un modelo que refleja el tiempo actual y luego añaden observaciones como la temperatura, la presión, la humedad, la dirección del viento, etc., para crear una previsión actualizada», explica Tierney.

El equipo aplicó esta misma idea al clima del pasado. «Con este método, podemos aprovechar los méritos relativos de cada uno de estos conjuntos de datos únicos para generar reconstrucciones del cambio climático del pasado que sean coherentes desde el punto de vista de las observaciones, dinámicas y espacialmente completas», apunta Osman.

Ahora, el equipo está trabajando en la utilización de su método para investigar los cambios climáticos aún más lejos en el pasado. «Nos entusiasma aplicar este enfoque a climas antiguos que eran más cálidos que los actuales –reconoce Tierney–, porque estas épocas son esencialmente ventanas a nuestro futuro a medida que aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero».

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