La reproducción online se ha elevado a través de las plataformas como Spotify, Youtube, Deezer o iTunes. De los 163,7 millones de euros que facturó la industria durante el año pasado, el 61,2% procedió de la música digital, lo que supone un 30% más de facturación que la obtenida en 2011; según el informe El mercado de la música grabada en España en 2016 de Promusicae. Dentro de la categoría, el streaming es la modalidad que arrasa entre los consumidores, muy por encima de las descargas: facturó 87,5 millones -un 71% procedente de las suscripciones y un 29% de la financiación solo por publicidad-. El éxito del modelo radica en que no es necesario descargar la música, y por lo tanto, no ocupa espacio en la memoria de los dispositivos. Otro motivo del aumento de la reproducción en streaming se debe a los hábitos de consumo españoles. Según el análisis del Anuario de estadísticas culturales 2016 del Ministerio de Cultura, escuchar música es la práctica cultural más realizada en el país, con una tasa del 87,2%.
Internet también ha supuesto un cambio de paradigma en la música. Lo que no se conecta a la red pierde encanto. Los últimos dispositivos tecnológicos han aportado nuevas funcionalidades de conectividad, entre las que se encuentran la conexión WiFi y Bluetooth. Al mismo tiempo que crecían los servicios de streaming, se incluyeron en dichas plataformas herramientas que hacen posible escuchar música a través de WiFi en altavoces y dispositivos. Por ello, los españoles comenzaron a demandar aparatos que les permitieran utilizar estas nuevas funciones.
