El vertiginoso desarrollo de la inteligencia artificial (IA) no solo plantea desafíos éticos o laborales, sino también medioambientales. Así lo advierte la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), una agencia de la ONU especializada en tecnologías digitales, que ha publicado un informe en el que alerta del notable aumento de las emisiones indirectas de carbono por parte de las mayores empresas tecnológicas del mundo.
Amazon lideró este incremento con un 182%, seguida por Microsoft (155%), Meta (145%) y Alphabet (138%)
El consumo energético de la IA, en el punto de mira
La UIT analizó el desempeño medioambiental de 200 compañías del sector digital entre 2020 y 2023, incluyendo a cuatro de los mayores actores globales de la IA: Amazon, Microsoft, Meta y Alphabet (matriz de Google). El estudio revela que las emisiones de alcance 2 —aquellas derivadas del consumo de electricidad, calor o vapor— aumentaron más del 150% en solo tres años, impulsadas por la expansión de los centros de datos y el creciente uso energético necesario para alimentar los modelos de IA.
Crecimiento cuatro veces más rápido que el consumo global
El consumo energético de los centros de datos creció un 12% anual entre 2017 y 2023, una cifra que cuadruplica el ritmo del crecimiento energético mundial. Estos datos apuntan a una desaceleración de la sostenibilidad digital, justo cuando más se demanda eficiencia energética en el sector.
Aunque muchas de estas empresas han fijado objetivos de emisiones netas cero para 2050 o antes, el informe advierte que esos compromisos no se están traduciendo aún en reducciones reales de emisiones.
“Los compromisos climáticos deben ir acompañados de acciones verificables y resultados medibles”, concluye el documento
Llamado urgente a gestionar el impacto ambiental de la IA
El informe subraya la urgencia de establecer estrategias efectivas para reducir el impacto ambiental de la IA, en un contexto donde el entusiasmo por su desarrollo amenaza con eclipsar las consecuencias climáticas. La UIT destaca que la mitad de las empresas evaluadas ya han hecho compromisos públicos hacia la neutralidad climática, pero alerta de que eso no basta si el crecimiento de las emisiones continúa.