Los inversores en Wall Street reaccionaron con pesimismo al conocerse que la inflación en Estados Unidos se mantuvo sin cambios en febrero, situándose en un 2,5% interanual. A esto se suma el repunte de la inflación subyacente, que escaló una décima hasta el 2,8%, lo que aleja la posibilidad de un recorte inminente de tipos por parte de la Reserva Federal (Fed). Además, la política comercial de la administración Trump añade presión a los mercados al avivar temores inflacionistas y minar la confianza de consumidores y empresas.
Caídas pronunciadas en Wall Street tras el dato de inflación
El Dow Jones retrocedía un 1,72% hacia las 19:55 (hora peninsular española), situándose en los 41.573,06 puntos, mientras que el Nasdaq descendía un 2,68%, hasta los 17.327,43 puntos. La publicación del índice de precios del gasto en consumo personal (PCE), referencia inflacionaria clave para la política monetaria estadounidense, marcó la pauta bajista en los mercados.
El estancamiento del índice general y el repunte de la inflación subyacente han generado inquietud entre los inversores, que ya no ven tan probable un recorte de tipos a corto plazo
El repunte de la inflación subyacente enfría las expectativas
La inflación subyacente, que excluye alimentos y energía por su alta volatilidad, subió al 2,8%, una décima más que en enero. Este aumento ha sido interpretado como una señal de que las presiones inflacionarias persisten, lo que podría llevar a la Fed a mantener los tipos de interés en niveles elevados durante más tiempo.
La combinación de inflación persistente y políticas comerciales restrictivas está minando la confianza de consumidores y empresarios, generando dudas sobre el rumbo económico del país
Los mercados habían comenzado el año apostando por una flexibilización de la política monetaria en la primera mitad de 2025, pero estos datos pueden alterar ese calendario.
El proteccionismo de Trump añade presión a la economía
A la incertidumbre inflacionaria se suma la agenda proteccionista del presidente Trump, con una cascada de aranceles ya aplicados o anunciados, que podrían traducirse en un aumento de precios y una menor competitividad global para las empresas estadounidenses.