La presidenta del BCE, Christine Lagarde
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, defendió que el abanico de riesgos que rodea a la inflación en la eurozona “se ha estrechado”. Lo hizo ante el Comité Monetario y Financiero Internacional del FMI, donde insistió en que el BCE no está precomprometido con ninguna senda de tipos de interés y que cada decisión seguirá siendo reunión a reunión y dependiente de los datos.
Con la volatilidad comercial como telón de fondo, la dirigente apuntó que el cuadro de riesgos a la baja y al alza se ha reducido conforme llega nueva información, aunque persisten focos de incertidumbre por la guerra arancelaria de EEUU y las tensiones geopolíticas. El reciente entendimiento entre la UE y Estados Unidos ha contribuido a rebajar el riesgo de una escalada mayor, señaló.
Lagarde sostuvo que la desinflación ha avanzado respecto a los picos pospandemia, pero el entorno global —precios de la energía, cadenas de suministro y políticas comerciales— puede introducir vaivenes. La referencia de corto plazo es una inflación próxima al objetivo, con un perfil compatible con mantener la flexibilidad de la política monetaria.
La clave para el BCE es evitar una guía rígida y preservar margen de maniobra ante datos que aún pueden sorprender
Según Lagarde, los riesgos sobre el crecimiento se han equilibrado después de que disminuyera la amenaza de una guerra comercial a gran escala por el acuerdo UE-EEUU, si bien el panorama sigue condicionado por la geopolítica y por el enfriamiento del comercio global. La dirigente recalcó que más inversión en defensa e infraestructuras y reformas que impulsen la productividad pueden apuntalar la actividad en la región.
Un impulso coordinado en infraestructuras y productividad puede compensar parte del lastre del comercio y sostener el crecimiento
Lagarde reiteró que no hay “piloto automático” en los tipos. El Consejo de Gobierno seguirá anclado a la evidencia: salarios, márgenes empresariales, transmisión de la política y condiciones financieras. En paralelo, el banco central observa el impacto de los aranceles y la posible fragmentación del comercio sobre precios y expectativas.
La orientación es prudente: preservar credibilidad, consolidar la desinflación y reaccionar solo cuando los datos lo exijan
Indicador | Último dato disponible | Lectura para la política |
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Inflación HICP eurozona (estimación flash, septiembre 2025) | 2,2% interanual | En línea con el objetivo a medio plazo; permite mantener enfoque flexible |
Proyección WEO 2025 (crecimiento global) | 3,2% | Entorno de crecimiento moderado con riesgos todavía a la baja |
Proyecciones del BCE (septiembre 2025) | Revisión al alza del PIB 2025 | Señal de resiliencia, pero sin cantar victoria |
Con inflación cerca del objetivo y crecimiento moderado, la probabilidad de movimientos bruscos de tipos se reduce, pero no desaparece ante choques comerciales o geopolíticos
El mensaje de Lagarde combina prudencia y capacidad de reacción. Con una inflación más cerca del 2% y un crecimiento que resiste, el BCE preserva la flexibilidad para actuar si la guerra arancelaria repunta o si las tensiones geopolíticas reavivan la presión sobre precios. La guía para los próximos meses será clara: datos primero, decisiones después.
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