La presidenta del BCE, Christine Lagarde
En una conferencia pronunciada este lunes, la francesa ha subrayado que sigue siendo «imperativo» que los bancos centrales tengan la independencia necesaria para cumplir plenamente sus mandatos de estabilidad de precios en un contexto de volatilidad, a pesar de la caída sustancial de la inflación.
La presidenta del BCE ha recordado que, si bien investigaciones recientes sugieren que la independencia de iure de los bancos centrales nunca ha sido más frecuente que hoy, «no hay duda de que la independencia de facto de los bancos centrales está siendo cuestionada en varias partes del mundo».
A este respecto, según un estudio citado por la francesa, sólo entre 2018 y 2020, la independencia de facto de los bancos centrales se deterioró para casi la mitad de los bancos centrales en jurisdicciones que representan el 75% del PIB mundial.
Asimismo, Lagarde ha señalado que la evidencia sugiere que la influencia política en las decisiones del banco central también puede contribuir sustancialmente a la volatilidad macroeconómica, mientras que las tensiones geopolíticas amenazan con amplificar la volatilidad aumentando la frecuencia de las sacudidas que afectan a la economía global.
«La presión política persistente sobre un banco central afecta el nivel y la volatilidad de los tipos de cambio, los rendimientos de los bonos y la prima de riesgo», ha advertido.
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