El presidente de Vox, Santiago Abascal, y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán. - VOX - Archivo
Según informa Vox en un comunicado, esta declaración, firmada también por el expresidente polaco y del Pis, Lech Kaczynski, y la líder de Fratelli d’Italia, Goigia Meloni, es un «documento de mínimos en defensa de una Europa respetuosa con la soberanía, la libertad y las tradiciones de los Estados».
Los firmantes alertan de que la Unión, «en lugar proteger a Europa y su patrimonio» y de «permitir el libre desarrollo de las naciones europeas», se está «convirtiendo ella misma en una fuente de problemas, ansiedad e incertidumbre».
En su opinión, por eso es necesario una profunda reforma de la UE, pero no en el sentido que plantea la Conferencia sobre el Futuro de Europa, sino para poner fin al «caos» que, desde su punto de vista, se deriva de los «intentos de transformar las instituciones europeas en órganos que prevalezcan sobre las instituciones constitucionales nacionales».
Para estos líderes políticos, esta deriva federalizante «socava el sentido de los tratados y cuestiona el papel fundamental de las constituciones de los Estados miembros». «Las disputas resultantes sobre las competencias se resuelven, de hecho, mediante la imposición brutal de la voluntad de las entidades políticamente más fuertes sobre las más débiles. Esto destruye la base del funcionamiento de la comunidad europea como comunidad de naciones libres», denuncian.
Los promotores de esta declación rechazan la Conferencia sobre el Futuro de Europa porque busca «ampliar las competencias de las instituciones comunitarias y su capacidad de control sobre la soberanía de los Estados miembro».
En palabras de Abascal, este foro «ya tiene sus conclusiones escritas», supone «una demostración más de la desconexión entre las instituciones europeas y los ciudadanos» y persigue «la federalización forzosa de la Unión en contra de la verdadera voluntad de las naciones europeas y al margen de los parlamentos nacionales».
Según el líder de Vox, esta iniciativa «amenaza directamente el proyecto originario europeo» y busca imponer «un modelo de sociedad cada vez más alejado de los principios y valores que configuran las raíces cristianas y la historia de Europa».
Ante esta situación, Abascal y el resto de los firmantes lanza su documento como alternativa a esa conferencia: «No queremos una Europa federal en la que todas las decisiones se tomen en Bruselas», apostillan, dejando claro que están «dispuestos a defender» la «soberanía» de sus respectivas «naciones, parlamentos, gobiernos y jueces», así como «la pluralidad y variedad» de sus países.
También aprovechan para subrayar que «las fronteras deben ser un muro infranqueable para quien entra ilegalmente o no tiene voluntad de respetar la civilización occidental».
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