Sede de la Comisión Europea
La soberanía económica de los Estados cada vez es más reducida. La dependencia sobre entes supranacionales invita a los países a amoldar sus cuentas de acuerdo a un nuevo paradigma internacional donde aislarse supone un riesgo para su economía. En ese sentido, la Unión Europa y los órganos de Bruselas cada vez resultan más determinantes en las políticas de los Estados miembro.
La UE ha ampliado en los últimos años el reparto de fondos comunitarios a los países pertenecientes a la Unión. En 2017, España recibió 9.660 millones de euros de fondos de la UE. La mayoría se destinaron a agricultura: el gasto agrícola fue de 5.890 millones (61 %), por encima de la media de la UE (49 %).
Después de esa inversión, Bruselas concedió a España 2.190 millones de euros (23% de las ayudas) para la política regional y 1.280 millones (13 %, frente a la media de la UE del 14 %) para la Investigación y el Desarrollo.
En el otro lado de la balanza, España aportó al presupuesto de la UE 8.080 millones de euros, de los cuales 646 millones correspondieron al denominado ‘cheque británico’.
Esta fórmula fue ideada por la que fuera primera ministra de Reino Unido en 1984, Margaret Tatcher, quien quiso poner freno al dinero que aportaba Londres a la Unión Europea, que en aquellos tiempos ya era notablemente superior a lo reinvertido por Bruselas en la isla.
“I want my money back” (“Quiero mi dinero de vuelta”, fueron las palabras de Tatcher cuando criticó que buena parte de los fondos europeos iban dirigidos a la agricultura, un sector que apenas tenía presencia en la economía británica. De aquella crítica nació el ‘cheque británico’, una fórmula que reduce el peso de Reino Unido en la aportación económica a la UE a través de la aportación directa de otros países, que asciende a 4.900 millones de euros.
La realidad es que, según los datos de la Comisión Europea, las subvenciones agrarias suponen más del 50% del presupuesto repartido entre los Estados. En 2017, de los 110.000 millones de dinero a invertir, 56.000 millones fueron a la Agricultura.
Las políticas regionales focalizaron cerca de 50.000 millones y el I+D entorno a los 13.000 millones.
La UE vigilará el reparto de fondos
La Unión Europea establecerá un control más exhaustivo sobre el reparto de ayudas agrícolas como la PAC para vigilar que se cumple con los requisitos planteados para obtener dicha subvención.
Para ello, Bruselas se nutre de una tecnología por satélite que facilita el trabajo del Tribunal de Cuentas Europeo, que en 2020 presentará un informe sobre el estado de estas ayudas a la agricultura.
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