El consenso alcanzado en Bruselas marca un nuevo paso en la estrategia climática europea, pero evidencia también las tensiones entre los países del norte y del este, preocupados por el impacto económico de la transición. La Comisión Europea había planteado inicialmente una reducción más rígida, pero el texto final suaviza los plazos y amplía las herramientas disponibles, desde la captura de carbono hasta el hidrógeno verde.
Los Veintisiete acordaron mantener la meta del 90%, aunque con la posibilidad de que cada país defina su propia senda de reducción. Las medidas permitirán, por ejemplo, el uso de combustibles bajos en carbono y proyectos de absorción de emisiones para compensar sectores difíciles de descarbonizar, como el transporte o la industria pesada.
Alemania y Francia consiguieron incluir referencias al hidrógeno verde y a la captura de carbono como instrumentos válidos para cumplir los objetivos nacionales.
Bruselas defiende que esta flexibilidad no debilita el compromiso global, sino que garantiza su cumplimiento realista en todos los Estados miembros. Polonia, Hungría y República Checa habían advertido que los plazos iniciales eran “inviables” sin compensaciones o fondos adicionales.
La Comisión Europea calificó el acuerdo como un “paso decisivo” hacia la neutralidad climática, en vísperas de la COP30, que se celebrará en Belém do Pará (Brasil). El comisario de Acción por el Clima, Wopke Hoekstra, aseguró que el bloque “mantiene el rumbo” hacia el cumplimiento del Acuerdo de París, aunque reconoció que la transición “exigirá inversiones masivas en energía limpia, transporte sostenible e innovación industrial”.
El Ejecutivo comunitario insistirá en reforzar una política industrial verde para evitar deslocalizaciones y mantener la competitividad europea.
| Década | Reducción de emisiones respecto a 1990 | Medidas clave |
|---|---|---|
| 2030 | -55% | Energías renovables, eficiencia energética, ampliación del mercado de emisiones (ETS) |
| 2040 | -90% | Captura y almacenamiento de carbono, hidrógeno verde, fondos de transición justa |
| 2050 | Neutralidad climática | Cero emisiones netas, economía circular y digitalización verde |
El Parlamento Europeo deberá validar el texto antes de finales de año. Las organizaciones ecologistas han lamentado la “rebaja” del nivel de ambición climática, mientras que las patronales industriales celebran la “mayor seguridad regulatoria” que ofrece la nueva hoja de ruta.
Los ecologistas critican que la flexibilidad podría retrasar la descarbonización real del continente, mientras que la industria valora la estabilidad del marco.
Cada Estado miembro deberá presentar antes de 2027 su plan nacional actualizado de energía y clima, adaptado al nuevo marco de referencia. Bruselas, por su parte, se compromete a evaluar anualmente el cumplimiento del objetivo intermedio.
El acuerdo de los Veintisiete refleja el equilibrio entre la ambición climática y la realidad económica europea. Aunque rebaja la presión sobre los Estados más dependientes del carbón o del gas, mantiene la aspiración de que Europa lidere la transición verde mundial. La clave, según coinciden en Bruselas, será convertir el 90% en motor de innovación, cohesión y autonomía energética.
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