Mientras en algunos territorios ha llovido más de lo habitual durante este otoño boreal, la sequía sigue afectando a amplias regiones del mundo. / Pixabay.
España, Turquía y Marruecos, así como amplias zonas del este de África y la Amazonía, están viviendo los peores episodios de sequía de las últimas décadas.
Así lo concluye un informe global que analiza las condiciones entre 2023 y 2025. La investigación, realizada por el Centro Nacional de Mitigación de la Sequía de EEUU (NDMC) y la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), advierte que el fenómeno avanza lentamente pero con efectos devastadores, especialmente en los países más vulnerables.
En España, la sequía ha devastado el sector agrícola y ha disparado los precios del aceite de oliva tras una cosecha de aceituna que cayó un 50% en 2023. En Turquía, el agotamiento de las aguas subterráneas ha provocado socavones peligrosos y ha dañado la capacidad de almacenamiento hídrico. Marruecos también enfrenta escasez crítica de agua.
«Las sequías en el Mediterráneo son un anticipo del futuro bajo un calentamiento global descontrolado», alerta el Dr. Mark Svoboda, director del NDMC
A principios de junio de 2025, el 35% de la UE y Reino Unido estaba bajo algún tipo de alerta por sequía, especialmente en Polonia, Grecia, Chipre, el sureste de los Balcanes y Ucrania, que vive condiciones especialmente secas tras una primavera sin precedentes.
Los países más pobres del mundo están sufriendo los efectos más extremos. Más de 90 millones de personas padecen hambre aguda en África oriental y meridional.
En Somalia, más de 43.000 muertes en 2022 se atribuyen al hambre provocada por la falta de lluvias. En Zambia, la caída del río Zambeze al 20% de su nivel medio colapsó la mayor planta hidroeléctrica del país y dejó a millones sin electricidad.
«Cuando la energía, los alimentos y el agua desaparecen a la vez, las sociedades se desmoronan», advierte Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la CNULD
Además, la sequía ha multiplicado los matrimonios infantiles forzados en Etiopía y otras regiones, donde las familias los utilizan como medio de supervivencia. Se calcula que en las zonas más afectadas estos casos se han duplicado.
La sequía en el Amazonas ha reducido algunos ríos a sus niveles más bajos jamás registrados. Comunidades indígenas quedaron aisladas sin acceso a agua potable, incluso mujeres embarazadas sin poder llegar a un centro de salud.
Las consecuencias se extienden a los ecosistemas, el transporte fluvial y la seguridad alimentaria en toda la región. “Los mecanismos de supervivencia se han vuelto desesperados”, reconoce Paula Guastello, del NDMC.
Entre 2023 y 2024, un potente fenómeno El Niño intensificó los efectos del cambio climático, generando sequías en zonas clave para la producción de alimentos y la biodiversidad.
“Fue una tormenta perfecta”, resume el Dr. Kelly Helm Smith. “El Niño echó leña al fuego del cambio climático”
El informe llama a los gobiernos a actuar con urgencia mediante:
Sistemas de alerta temprana más eficaces
Soluciones basadas en la naturaleza, como la restauración de cuencas
Infraestructura energética descentralizada
Adaptación que contemple la igualdad de género
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