La remontada española en Europa

La remontada española en Europa

Francia que pasa por dificultades financieras reconoce la buena marcha de la economía de nuestro país.

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En Francia usan una palabra española para explicar las inverosímiles eliminatorias del Real Madrid en la Champions (aunque este año no sea el mejor ejemplo): la remontada.

Es un término que expresa muy bien un inesperado avance cuando la derrota parece segura. Esta semana, en el principal telediario de la televisión pública francesa han dedicado un largo espacio, con varios reportajes, a lo que consideran la remontada económica (y social) española, con respecto a la renqueante Francia de nuestros días.

España, ejemplo de control fiscal frente al caos francés

A ojos de París, España es un país con un crecimiento económico consolidado, en el que la deuda y el déficit públicos, aun siendo considerables, parecen controlados y están reduciéndose gracias a una recaudación fiscal muy alta consecuencia del dinamismo empresarial.

Lejos de las penurias del gobierno galo que está bajo la lupa de Bruselas por una deuda y un déficit disparados que los débiles gobiernos de Macron no logran controlar.

Esta misma semana, el primer ministro François Bayrou ha insistido en que es necesario un recorte de 40.000 millones de euros para ajustar las cuentas estatales. Difícil papeleta ante un parlamento dividido en el que suele ser muy difícil lograr mayorías.

Uno de los motores de la Unión Europea

En efecto, la mayor parte de los datos macroeconómicos confirman que España es ahora uno de los tractores de la Unión Europea (UE), aunque siga teniendo desafíos importantes como su excesiva dependencia del turismo, por ejemplo. Alemania y Francia no pasan por su mejor momento y arriesgan más que nuestro país con la subida de aranceles con las que amenaza Washington.

Problemas persistentes, pese al optimismo

Es cierto que las buenas cifras globales esconden, como destacaron en el reportaje de la tele francesa, problemas graves y acuciantes como la carestía y la falta de viviendas, situación que, por otra parte, es común a casi todos los países de la UE, en especial los más desarrollados. O el coste de la energía, pese a soluciones oportunas como la excepcionalidad ibérica o la apuesta por las renovables.

En general, los empresarios entrevistados en los reportajes reconocieron el buen momento de España en un contexto en el que Europa duda sobre su potencial y pasa por una crisis evidente en sus principales motores económicos.

La inmigración como ventaja diferencial

A ello hay que añadir que, tal como ha resaltado la OCDE recientemente, una de las causas del progreso económico es la satisfactoria incorporación de emigrantes, muchos de ellos iberoamericanos, como mano de obra disponible desde el primer momento.

No es tan fácil en otros países por la barrera del idioma. Así lo han destacado en el reportaje. Los emigrantes aportan una parte sustancial del empuje a pesar de la xenofobia creciente de organizaciones extremistas que crecen sin parar en nuestro país y en el resto del continente.

El buen vivir como imán europeo

Pero más allá de datos y de las políticas económicas, lo que los franceses más resaltan de España —un país al que históricamente han mirado por encima del hombro, como bien saben todos aquellos que se vieron obligados a emigrar en los años 60 y 70 del siglo pasado— es el buen vivir.

El tiempo soleado, la calidad de la comida, la alegre vida en las calles, la socialización y la amabilidad con la que la mayor parte de los españoles acogen a los visitantes son aspectos que suman cada vez más adeptos. Todo ello a precios muy competitivos.

Como destacaron algunos de los franceses que residen o visitan nuestro país, el buen trato y la cercanía españolas en Madrid son imposibles de encontrar en París.

Una recuperación que despierta admiración España ha salido aceptablemente de la recesión que supuso la pandemia y su dinamismo actual llama la atención en un entorno deprimido y cada vez más pendiente del golpe que se avecina desde Estados Unidos.

Pese al pesimismo y la radicalidad con la que se suele examinar la gestión gubernamental española, ha de saberse que, en Europa —y Francia es el mejor ejemplo—, se mira con cierta admiración nuestra trayectoria. Por eso los reportajes estaban titulados con ese término genérico tan nuestro: la remontada.

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