La Alianza Atlántica ha dado este domingo un paso clave para reforzar sus capacidades militares a largo plazo al acordar un nuevo umbral de gasto que sitúa el objetivo en el 5% del PIB de cada país miembro para el año 2035. Sin embargo, el acuerdo ha sido matizado para satisfacer las demandas de España, principal reticente a la imposición de ese porcentaje como meta obligatoria.
Moncloa ha conseguido que la declaración final de la próxima cumbre incluya un lenguaje más abierto que le permite marcar una «trayectoria soberana» de gasto, desligando el cumplimiento de capacidades militares del compromiso estricto con una cifra concreta.
Un nuevo umbral de gasto para 2035
Tras intensas negociaciones entre los aliados, la OTAN ha aprobado un plan para elevar el gasto militar hasta el 5% del PIB, un salto considerable respecto al actual compromiso mínimo del 2%. El cambio responde a un contexto de creciente tensión geopolítica y a la necesidad de robustecer la defensa común frente a amenazas como Rusia o los conflictos emergentes en Asia y África.
La declaración no obligará a todos los miembros a alcanzar el 5%, sino que permitirá caminos diferenciados para lograr los objetivos de capacidades
Este matiz ha sido clave para que España acepte sumarse a la declaración final, tras mostrar reservas durante las últimas semanas por considerar arbitrario el umbral del 5%.
Carta de Mark Rutte a Pedro Sánchez
El entendimiento entre Madrid y Bruselas ha quedado reflejado en una carta enviada este domingo por el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En ella, Rutte reconoce la situación singular de España y avala que pueda cumplir sus compromisos sin ajustarse estrictamente al porcentaje del PIB fijado.
“España está convencida de que puede cumplir los nuevos objetivos de capacidades acordados con una trayectoria de gasto inferior al 5% del PIB”, afirma la carta
Además, el jefe político de la OTAN confirma que la declaración final otorgará a España la flexibilidad necesaria para presentar sus planes anuales sin quedar supeditada al umbral general.
Negociación a contrarreloj antes de La Haya
La presión para alcanzar un acuerdo antes de la cumbre en La Haya ha sido intensa. España defendía una vinculación del gasto a los compromisos operativos, más que a un porcentaje uniforme. Finalmente, el cambio en el lenguaje ha permitido cerrar filas dentro de la Alianza.
España quedará vinculada al acuerdo, pero con margen para definir cómo y cuándo alcanzar sus objetivos militares
Desde Moncloa destacan que este enfoque “más realista y flexible” permite garantizar el cumplimiento de las obligaciones con la OTAN sin imponer cargas económicas desproporcionadas.