Joven enferma
El informe de la segunda Comisión Lancet sobre la salud y el bienestar de los adolescentes revela un panorama alarmante: el número de jóvenes expuestos a problemas de salud prevenibles y tratables sigue creciendo a nivel mundial. A pesar de ciertos avances en educación y reducción del consumo de sustancias, la obesidad, la salud mental deteriorada y los embarazos precoces siguen en aumento, especialmente en países con múltiples cargas de pobreza. La falta de financiación y liderazgo agrava esta crisis, que se verá acentuada por factores como el cambio climático y la transición digital acelerada.
Según la Comisión, más de 1.000 millones de jóvenes vivirán en 2030 en países con altos niveles de problemas sanitarios evitables, un aumento respecto a los 1.000 millones de 2016. Se estima que uno de cada tres adolescentes padecerá anemia, con consecuencias devastadoras para su desarrollo. Al mismo tiempo, la obesidad juvenil crecerá hasta afectar a 464 millones de jóvenes.
El sobrepeso adolescente ha aumentado hasta ocho veces en algunas regiones de África y Asia, mientras la salud mental se deteriora de forma generalizada
Uno de los aspectos más preocupantes es el deterioro de la salud mental juvenil. La Comisión prevé que para 2030 se perderán 42 millones de años de vida saludable por trastornos mentales o suicidio, dos millones más que en 2015. La pandemia de covid-19 intensificó esta tendencia, dejando una huella emocional profunda en la juventud global.
En muchos países, la salud mental de los adolescentes ha empeorado de forma sostenida desde los años 90, sin señales de mejora estructural
Los jóvenes actuales vivirán su vida entera en un planeta más cálido, con un aumento de la temperatura media global de al menos 0,5 grados respecto a la era preindustrial, que podría escalar a 2,8 grados para 2100. Esto implicará nuevas enfermedades, inseguridad alimentaria y más trastornos mentales.
La digitalización también genera riesgos: si bien abre puertas educativas y sociales, su impacto en la salud mental aún es incierto. La Comisión llama a equilibrar la protección con el acceso responsable, evitando restricciones excesivas que puedan generar nuevos perjuicios.
La inversión en adolescentes tiene retornos similares a la de la primera infancia, pero recibe mucho menos apoyo económico internacional
La financiación actual es insuficiente. Solo el 2,4% de la ayuda mundial se destina a la salud y el bienestar adolescente, a pesar de que los jóvenes representan un cuarto de la población global. Los expertos exigen mayor liderazgo y rendición de cuentas para garantizar que estas generaciones no queden atrás.
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