“Desde el punto de vista del consumidor, el aumento de los precios de la energía supone una importante mella en el poder adquisitivo”, señalan Bert Colijn y Carsten Brzeski, analistas de ING, en una nota. “El crecimiento de los salarios reales en la eurozona ha disminuido a un ritmo que no se veía en décadas, al menos desde principios de los años setenta”. Y en esta situación la inflación de la energía “desempeña un papel fundamental”.
Sin contar la inflación energética, señalan los expertos, “habríamos visto un crecimiento de los salarios reales prácticamente plano en el tercer trimestre de 2021”. “Aunque esperamos que el crecimiento de los salarios nominales se recupere a partir de aquí, esperamos que el crecimiento de los salarios reales siga siendo negativo al menos durante la primera mitad de 2022”. “Esto se suma a una considerable reducción del poder adquisitivo de los consumidores y reduce las perspectivas de crecimiento”.
En ese sentido, los expertos del banco holandés avisan de que “la inflación de la energía se mantendrá elevada durante bastante tiempo en la eurozona, ya que los altos precios del gas natural aún no se han trasladado completamente al consumidor”. Este efecto suele demorarse “unos cinco meses”, lo que significa que los primeros meses de 2022 se caracterizarán por una elevada inflación energética. ING sí espera que la inflación energética descienda a lo largo de 2022 tras el pico alcanzado en el cuarto trimestre del año pasado, “aunque esto no significa una reducción hasta niveles normales, ni mucho menos”.
Por el momento, el aumento de los precios de la energía aún no está causando “problemas financieros generalizados” que hagan descarrilar otros consumos de forma significativa, apuntan Colijn y Brzeski. Eso sí, gran parte del impacto del aumento de los precios de la gasolina se notará en los próximos meses.
En el pasado, los consumidores “tendieron a compensar el aumento de los precios de la energía con un menor gasto en otros servicios o bienes”, avisan los analistas, si bien “la diferencia con episodios pasados de precios altos de la energía es el exceso de ahorro debido a los confinamientos”.
“Es muy posible que los consumidores consuman su exceso de ahorro para pagar al menos un periodo de precios energéticos más altos”, señalan los analistas. En este caso, el consumo privado de la zona del euro podría salir “relativamente indemne”, pero el hecho de consumir el exceso de ahorro seguiría significando un menor consumo post-pandémico más adelante. “De un modo u otro, los altos precios de la energía pesarán sobre el consumo privado”, concluyen.
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