La inflación de la eurozona se situó en agosto en el 2%, una décima menos que en julio, según el dato preliminar publicado por Eurostat. Los principales componentes que han incidido en esta moderación de los precios han sido la electricidad, que se ha encarecido un 9,2% frente al 9,5% del mes de julio, y la alimentación, el alcohol y el tabaco, que registró en agosto un alza del 2,5%, en línea con el mes anterior. De la misma manera, los servicios han incrementado sus precios un 1,3% frente al 1,4% de julio.
En cuanto a la inflación subyacente, que excluye la energía y los alimentos frescos, se ha desinflado también una décima, del 1,1% al 1,0%. “Estos resultados, pese estar en línea con el objetivo único del Banco Central Europeo (BCE), que la inflación se sitúe próxima al 2%, sin sobre pasar esta cota, no acaban de ser del todo buenos para la entidad ya que la inflación subyacente no da las señales de recuperación que ha defendido la autoridad monetaria en sus últimas intervenciones”, explica Aitor Méndez, analista de IG.
Este experto explica al respecto que la cesta de la compra se está encareciendo por el repunte de los precios del crudo en el último año y no por un aumento de la demanda de bienes y servicios dentro de la eurozona. “Esta situación resta presión a la institución para subir los tipos de interés en un futuro cercano, lo que sigue enervando los ánimos de los «halcones» de los bancos centrales del norte y centro de Europa, que ven cómo un escenario de bajos tipos de interés penaliza los ahorros de sus ciudadanos”, apunta Méndez.
