Banco de España
No obstante, esta positiva evolución en España oculta una elevada heterogeneidad entre las diferentes ramas manufactureras. En particular, la producción de algunos sectores, como el de metalurgia y el de fabricación de vehículos, retrocedió en los siete primeros meses de este año, mientras que la producción de algunas industrias de bienes de consumo, como la fabricación de ropa, cuero y calzado, presentó aumentos significativos.
Tres factores podrían explicar esa heterogeneidad, según revela el Banco de España. En primer lugar, cabe destacar que el reciente repunte de los precios energéticos haya incidido con mayor intensidad sobre la producción de aquellos sectores que presentan una mayor dependencia energética en sus procesos productivos.
En este caso, la industria metalúrgica es la que presenta una mayor dependencia energética, con 0,33 euros de gasto en energía por cada euro producido.
En segundo lugar, otro de los factores que explican la heterogeneidad dentro de este sector es que en los últimos meses se ha acelerado el levantamiento de las medidas de contención asociadas a la pandemia, lo que habría conllevado una recuperación de la demanda en actividades con un elevado componente de interacción social y un impulso para la producción de las ramas manufactureras más vinculadas con dichas actividades, como la fabricación de ropa y de calzado.
En tercer lugar, otro factor que podría explicar la heterogeneidad entre las ramas manufactureras en cuanto a la evolución de su producción industrial en los últimos meses son los denominados ‘cuellos de botella’ en las cadenas globales de suministros.
De acuerdo con el estudio, el hecho de que, en términos agregados, la industria española haya mostrado una mejor evolución relativa reciente en comparación con la de algunos de los principales países europeos vendría explicado, en gran medida, por la particular estructura productiva de las manufacturas en España.
En este sentido, el peso en la industria española de las ramas de fabricación textil, ropa, y calzado y cuero –que han evolucionado de forma más favorable recientemente, al albur de la reactivación de las actividades sociales– se sitúa en el 6,8%, mientras que en Alemania, por ejemplo, este porcentaje se reduce hasta el 1,1%.
En cambio, el peso en España de las ramas de metalurgia, vehículos de motor y química –que se habrían visto más negativamente afectadas en los últimos trimestres por su elevada dependencia energética y por los cuellos de botella– se sitúa en el 21% del conjunto de la actividad manufacturera, muy por debajo del 30,7% que supone en Alemania.
Como ejemplo, el Banco de España indica que si el peso de las distintas ramas manufactureras en la industria española replicara el que se observa en Alemania, su crecimiento entre enero y julio de 2022 respecto al mismo período el año anterior no sería de un 2,9%, sino de un 1,9%.
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